Para quienes gustan del campo sin incomodidad aparece el glamping, una tendencia que llega a las montañas de Antioquia.
Si buscamos glamping en Instagram, el resultado es que hay 1.4 millones de publicaciones con esa etiqueta. Esto da cuenta de una tendencia creciente que apareció a finales del siglo XIX. “Es una fusión de dos palabras: glamour y camping”, explica Juan David Ramírez, uno de los propietarios de Bosko, en Guatapé.
“Es una experiencia de alojamiento centrada en el lujo, un lugar con todas las comodidades, en medio de la naturaleza”, explica. No se duerme en colchonetas y menos en bolsas de dormir. La noche se pasa en una cama amplia y calientica. ¿Y el baño? Nada de bañarse en un charco: hay baño privado y, para que la experiencia sea más natural, duchas al aire libre.
El término glamping fue usado por primera vez por exploradores ingleses como Gordon Laing, Verney Cameron o David Livingstone, quienes empezaron a ofrecer este alojamiento en excursiones a África. El origen se remonta a las necesidades de comodidad de reyes y nobles cuando estaban viajando o en la guerra.
“Hoy es una tendencia internacional que invita a sumergirse en la naturaleza”, explica Ramírez. Y, claro, va también de la mano con la idea de un turismo sostenible.
En Bosko el alojamiento es bajo carpas que dejan ver el cielo y las estrellas en la noche. Se ofrecen actividades acuáticas no motorizadas, también tienen restaurante y uno de los imperdibles es el desayuno que siempre llega a la habitación.
Otras experiencias similares se disfrutan en Levit, también en Guatapé, y BubbleSky, en El Retiro.