Los secretos que han llegado a 4.200 veredas en Antioquia

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Estiman que 11 de los 15 libros que más se leen en la ruralidad antioqueña hacen parte de la colección de Secretos para Contar.

Secretos que no son cuchicheos, más bien se han convertido en referentes; en bibliotecas de casas campesinas donde la palabra escrita hasta hace muy poco no tenía acogida. Las colecciones de libros de Secretos para Contar han llegado a unas 219 mil familias en Antioquia, tienen en su poder casi 6 millones de libros que han llegado para acompañar los días y renovar los sueños de las familias campesinas.

Para llegar a todos los rincones del departamento, a las veredas de Nechí, Peque, Ituango o Turbo, el equipo de Secretos para Contar puede viajar días en bestia, en panga, chiva o hacer largas jornadas a pie.

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Sebastián Castro, el coordinador de los proyectos de campo, cuenta que aunque el equipo que llega a todos estos puntos de la geografía es de 20 personas, es como si todos fueran el mismo personaje. “Llegas a una vereda en la conchinchina, por ejemplo a mí me pasó en Nechí, a seis horas en lancha: llegué y cuando me iba a regresar me decían ‘cómo está de cambiado, qué bueno que volvió’”, aunque fuera la primera vez que visitara ese lugar.

En otra oportunidad, en una de esas veredas perdidas en el mapa les pedían, casi suplicando, que no se fueran, que se quedaran un rato más. “Es que por acá no viene ni la guerrilla a visitarnos”, decían los campesinos con algo de gracia. Y es que llevando libros con secretos que guardan historias y conocimientos Sebastián y todo el equipo de la Fundación, han visto la realidad del campo y su transformación: antes era triste, desolado, cargado de espacios de miedo.

¿Vos te imaginas qué hay en este libro?

Ahora, a cada llegada a esas veredas, encuentran abrazos que llenan las ausencias de dejar a sus seres queridos por varios días mientras recorren esas trochas y senderos contando secretos. Ya los invitan a pasar a esas casas campesinas a probar las recetas que aprendieron de los libros, a escuchar la historia del pequeño de la casa, a conversar sobre el campo con el abuelo.

Isabel Cristina Castellanos, directora administrativa de la Fundación Secretos para Contar, reconoce el trabajo realizado en estos años en los que prácticamente le han dado la vuelta al departamento en dos oportunidades despertando la curiosidad de las familias para descubrir los secretos que esconden esos libros.

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Una pista: secretos que son conocimiento y cultura y habitan las poblaciones rurales.

 

Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]

 

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