“El teatro es mi territorio de libertad”, dice la actriz, bailarina y directora Susana Nicolalde. A través de la danza y el teatro ha desarrollado un impresionante lenguaje experimental, íntimo y transcendente. Con una puesta en escena de lo femenino que va más allá de los tópicos y explora lo más profundo, la sensualidad, los mitos y las contradicciones.
Susana Nicolalde estudiaba psicología en la Universidad Católica de Guayaquil, su ciudad natal, cuando se inscribió en el grupo de teatro de la universidad y descubrió un mundo nuevo que cambió el rumbo de su vida. Según ella, su formación fue autodidacta pero se ha convertido en una profesional excepcional de la danza y el teatro. En 1990 se trasladó a Quito para hacer un taller con Malayerba, un grupo de teatro conformado por actores profesionales e independientes, y se quedó. En 1997 nació el proyecto Mandrágora como un espacio de exploración de las posibilidades de la danza y el teatro. Un espacio del que surgieron numerosas producciones teatrales como “Retrato abierto”, un monólogo sobre la maternidad, o “Deshojando a Margarita”, una obra sobre la sexualidad femenina. Y a partir de 2002 Susana Nicolalde inició su proyecto pedagógico con jóvenes y niños creando talleres experimentales de teatro, danza y música para formar a las nuevas generaciones de actores, actrices y creadores.