Las huertas urbanas son una de las formas con las que las víctimas del conflicto armado han logrado integrarse en la ciudad y, por eso, la Administración Distrital fortalecerá procesos de siembra que funcionan en su mayoría en las periferias de Medellín.
En cumplimiento del Plan de Desarrollo Medellín Te Quiere, estas personas tendrán atención psicosocial, fortalecimiento económico y talleres que les permitan conocer sus derechos y contar con herramientas para la garantía de no repetición. Un grupo de 200 personas se beneficiarán con esta iniciativa.
En total son 23 procesos de siembra y huertas identificados en Popular, Campo Valdés, Manrique, Aranjuez, Doce de Octubre, Robledo, Villa Hermosa, La Candelaria, San Javier y los corregimientos San Cristóbal, Altavista, San Antonio de Prado y Santa Elena.
“Estas personas hoy dejan ese pasado que fue de violencia y lo hacen a través de la huerta, la cual crea un encuentro familiar y social, abre oportunidades y genera ingresos y alimentación para los hogares. Estas 23 huertas son espacios de convivencia y, por eso, queremos fortalecer y multiplicar este proceso, porque es de semillas de paz y de esperanza”, expresó el secretario de Paz y Derechos Humanos, Carlos Alberto Arcila Valencia.
La Administración Distrital le apuesta a procesos de visibilización desde el Museo Casa de la Memoria, con una propuesta para poner en la agenda pública los conocimientos y memorias sobre la tierra, la siembra y la culinaria popular que tienen las redes de huerteros en la ciudad, a través del proyecto La Huerta del Arraigo. Este es un espacio de formación con entrada libre que se realiza todos los martes a las 9:00 a. m. en el museo.
Allí, se amplían los saberes y la simbología detrás de cada alimento para las comunidades que han sufrido y superado las violencias en medio del conflicto armado. Además, el Encuentro de Cultura Campesina de víctimas del conflicto difunde ejercicios de huertas urbanas campesinas que son modelo de resiliencia, memoria y construcción de paz en Medellín.
“Tengo una huerta de una hectárea y trabajamos allí 18 familias. Nuestra labor es cuidar a los animales. Tenemos gallinas ponedoras, pollos de engorde y cultivamos yuca, plátano, repollo, zanahoria, remolacha y muchos otros productos. Hemos superado un poco nuestras tristezas y el desalojo de nuestro terruño que la violencia nos arrebató. Aquí estamos y seguimos para adelante”, dijo Esneda Margarita Ramírez, desplazada de San Carlos (Antioquia) y actualmente beneficiaria de una de las huertas urbanas cultivadas por víctimas del conflicto que residen en la ciudad.
Con acciones como esta se busca la resignificación de la memoria, la integración local, el autoabastecimiento y el turismo sostenible y con enfoque social.