Hasta el 12 de septiembre, el Festival Coral Internacional de Medellín José María Bravo Márquez, que en este 2021 celebra 20 años de vida, invita con una programación para seguirle el ritmo. ¡Un encuentro que da felicidad!
Lo clásico, lo contemporáneo, lo popular. Sopranos, mezzosopranos, tenores, barítonos. Los registros sonoros están allí y hay algo que ensancha el espíritu. Las notas vienen de la voz, la voz humana como ese instrumento maravilloso, único, que al escucharlo produce sensaciones inesperadas.
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El director y compositor Jorge Hernán Arango García lo sabe. Él ha pasado su vida descubriendo timbres, coloraturas. ¡Escuchando! Su apuesta ha sido por la formación de coros, por la organización de festivales, por el cumplimiento de sueños casi imposibles de convertirlos en realidad en un país como Colombia en el que el apoyo a la cultura es tan difícil, mucho más cuando se trata de la música coral.
“Vivo por los coros. Esta es la celebración de una pasión”
Hace 25 años dio vida al Ensamble Vocal de Medellín y hace 20 años fundó el Festival Coral Internacional de Medellín José María Bravo Márquez. Así que hay doble motivo para celebrar.
La nueva versión del Festival comenzó este miércoles y se prolongará hasta el próximo 12 de septiembre. De México participan el Coro Estudiantil Esperanza Azteca y el Coro Femenino de Monterrey. De otras regiones de Colombia asisten el Coro Masculino Amalgama, de Barranquilla, y la Coral Universitaria UIS, de Bucaramanga. Además, reúne 19 agrupaciones formadas en Medellín, Envigado, Sabaneta, Marinilla, Bello, La Ceja y Rionegro. La programación incluye 21 conciertos, con entrada gratuita, que se realizarán en templos, teatros, parques, museos y bibliotecas de Medellín y el Área Metropolitana, y uno en San Pedro de Los Milagros.
“Vivo por los coros”, afirma el músico y gestor cultural Jorge Hernán Arango, quien define este momento como “la celebración de una pasión”. Una pasión que lo ha llevado a asumir grandes retos, que lo ha llevado con el Ensamble Vocal a recorrer distintos países, en los que se ha demostrado la potencia de un coro que comenzó siendo de aficionados y que a lo largo de los años se profesionalizó, convirtiéndose en uno de los mejores de Colombia.
Jorge Hernán, quien además de dirigir, compone para coro, orquesta y piano, fomenta en sus músicos un amor que se traduce en mística y excelencia, en el cuidado de la voz como un tesoro, en la emoción de estar ante el público y en el respeto profundo por la partitura.
“No me detengo cuando estoy cansado; me detengo cuando termino”, esa es una de las máximas de vida de Jorge Hernán, al lado de una palabra fundamental: “propósito”, pues todo lo que hace tiene un claro objetivo. Ama la música porque en ella hay un mundo contenido capaz de acompañar la alegría, la tristeza, la emoción, la melancolía. Las voces seducen, abrazan, conmueven, consuelan. Estimulan la vena artística que cada uno tiene por dentro. La música coral, dice, abre un imaginario, una ventana, un rincón del alma. Esos sonidos siempre nuevos, se convierten en una experiencia íntima, ligada a lo sagrado desde lo humano y poético.
Más de 82.000 espectadores
A lo largo de estos años, el Festival ha traído músicos procedentes de una geografía amplia y lejana y su programación académica se ha consolidado. Esta cita anual no solo ha fomentado la profesionalización de los músicos, también ha inspirado la formación de nuevos grupos corales y ha cumplido con uno de sus objetivos fundamentales, formar públicos. Gracias a este encuentro ha crecido la cultura coral en Antioquia. Ha convocado más de 350 coros a lo largo de su historia. Y ha realizado unos 400 conciertos. Los espectadores suman un poco más de 82.000.
Este año su costo asciende a 170 millones de pesos. Cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura -Programa Nacional de Concertación Cultural-, del Banco de la República y de un grupo de empresas que han permanecido fieles. Además, es importante el vínculo del público que lo apoya a través de la compra de obras de arte -acuarela, grabado, obra digital, intaglio-, en una idea que comenzó en 2017 con la propuesta de la artista Male Correa y que ha continuado con la participación de Laura Montoya, Carolina Bernal y Armando Montoya. Este año, se vinculó Luis Rojas con la escultura titulada Cantamos para seducir.
Como en años anteriores, en este 2021 la oferta musical tiene una amplia variedad de géneros, pasando por lo clásico hasta llegar a lo popular, con arreglos originales de alto nivel. Se destaca el rescate de canciones autóctonas, muchas de ellas de origen anónimo, de San Basilio de Palenque y de algunas poblaciones de Chocó, entre otros. Y se tiene el estreno de obras compuestas por directores e integrantes de las agrupaciones invitadas.
El Festival transmite todos los días un concierto, a las once de la mañana del día siguiente de su presentación. Además, hay cuatro talleres-conversatorios con temas sobre la voz, la música coral y la dirección de coros. De manera presencial, el encuentro académico es en el teatro del Instituto Jorge Robledo, previa inscripción, y la transmisión en vivo es por el canal de YouTube del Festival, enlazados con el Facebook live del Banco de la República.
Desde 2011 Jorge edita una revista especializada en asuntos musicales que lleva diez ediciones y está preparando un libro sobre los modos vocales, del cual ya dio un adelanto en su canal de YouTube. Su planteamiento es que todos podemos cantar, lo importante es descubrir ese tono que cada uno posee. Y, durante el Festival, se presenta un libro con una selección de partituras.
Este 12 de septiembre, a las 5:00 de la tarde, se clausura este encuentro musical con la celebración del cumpleaños número 25 del Ensamble Vocal de Medellín. El concierto será en el Teatro al Aire Libre del Parque Comercial El Tesoro. Participarán cuatro de los coros invitados y, en el cierre con el Ensamble Vocal, interpretarán el Gloria, de Vivaldi, acompañados de Jaibaná Camerata. La entrada es libre.
El lema del Festival es “Cantamos cuando la felicidad nos desborda”. Esta es una cita imperdible, porque este evento es de todos.
Un sonido propio
El año pasado, en plena Pandemia, el Ensamble Vocal de Medellín no paró de trabajar con sus ensayos virtuales, incluso, se hicieron algunas presentaciones por el Canal de YouTube y se pudo escuchar el Concierto de Navidad, que tanto gusta. Este año, ha ensayado en un teatro que se quiere recuperar, el del Instituto Jorge Robledo.
El Ensamble Vocal nació en abril de 1996 y desde entonces ha tenido un sonido propio. Hoy, en sus 25 años, puede decirse que es uno de los mejores coros de Colombia, en el que más del 70 por ciento de sus integrantes son músicos. Muchos de sus coristas, seducidos por su impulso, han concluido una carrera musical, como directores o instrumentistas sinfónicos o intérpretes líricos. Por él han pasado más de 200 cantantes.
Su repertorio incluye más de mil obras, en medio de una partitura que recorre un mapa que muestra temas filipinos, húngaros, americanos, chinos, africanos, latinoamericanos. Lo clásico, lo folclórico, lo popular han hecho parte de su recorrido, con sus bullerengues, arias, sones y spirituals. Sus voces han llegado hasta Alemania, República Checa, Hungría, México, Argentina, entre muchos otros países, donde se ha destacado ese registro tan propio.