Fe y Alegría: más de un millón de colombianos educados en 54 años

Este movimiento educativo popular y católico nació en Venezuela hace 70 años, en 1955, y se expandió internacionalmente. A Colombia llegó en 1971.

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Mientras en Colombia solo el 31 % de los jóvenes rurales culmina la educación media, lo que significa que cerca de 7 de cada 10 no alcanza este nivel, según el Ministerio de Educación Nacional, la Fundación Fe y Alegría se posiciona como un actor clave en la lucha contra la desigualdad educativa.

Con más de un millón de personas impactadas en su historia, la organización no solo exhibe resultados concretos en pruebas Saber 11 y permanencia escolar, sino que plantea su gran desafío para 2025: ampliar cobertura en la ruralidad dispersa, donde la mayoría de los niños y niñas aún están por fuera del sistema.

El director nacional de Fe y Alegría, padre Juan Manuel Montoya Parra, subrayó que el gran reto está en el campo colombiano: “Tenemos un sueño y es tener mucha más cobertura en la ruralidad. Para lograr esto necesitamos que las secretarías de educación de cada gobernación conecten con nosotros. La ruralidad es un desafío para Fe y Alegría, sobre todo la dispersa, donde el acceso a todos los niveles es limitado”.

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En 2024, el 64% de las instituciones administradas por la Fundación mejoraron sus puntajes en las pruebas Saber 11, y nueve colegios aumentaron su puntaje global en más de 10 puntos; para 2025, la meta es lograr un incremento del 70% en las instituciones. Además, la tasa de promoción escolar supera el 90 % en la mayoría de las regionales, y los programas de acompañamiento psicosocial atendieron a más de 9.900 estudiantes en riesgo de deserción.

El impacto también se refleja en la primera infancia: 7.878 niños recibieron atención integral con nutrición, cuidado y estimulación temprana; mientras que más de 6.900 jóvenes accedieron a programas de formación técnica y para el trabajo, encontrando en la educación un puente hacia la empleabilidad y la movilidad social. A este esfuerzo se suma la participación de más de 13.500 familias en procesos de formación y acompañamiento, que fortalecieron la convivencia escolar y comunitaria.

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