Las historias de las denuncias por extorsiones y robos en los últimos tres meses en El Poblado son muy similares. Se trata de las llamadas telefónicas que hacen los delincuentes para persuadir a la víctima y, finalmente, extorsionarla. Por solicitud de las personas que nos contaron su caso, todos los nombres de los siguientes relatos han sido cambiados:
Cuenta Carlos: “Recibí una llamada de una persona sollozando: ‘Tío, con Julián, es que andaba con un amigo en el carro, él llevaba una pistola con proveedores y nos detuvo la Policía. Estoy en Envigado’. ‘¿En qué parte de Envigado?’, le pregunté. ‘Le voy a pasar al sargento’, me respondió. ‘No me pase a ningún sargento, dígame exactamente en dónde está’, insistí con un tono de voz alta, y no me supo decir”. Carlos sabía que su sobrino conocía bien ese municipio, por eso le pareció extraño y, ante la insistencia, el supuesto sobrino colgó. Luego Carlos se comunicó con varios familiares –efectivamente, el sobrino no estaba en peligro– y les advirtió que estaban usando el nombre de Julián para extorsionarlos.
Un mes después Carlos se enteró de que los delincuentes habían llamado antes a su hermana, a quien le dijeron que el padre del amigo de su sobrino había ofrecido dos millones de pesos para que no fuera judicializado y que cuánto pensaba ofrecer ella. En medio del desespero, la señora optó por dar el número de su hermano.
“Los delincuentes se aprovechan de la sorpresa y el susto de las personas”, agrega Carlos, quien por tener cierta malicia evitó el robo. Cree que las personas deben actuar con prudencia y confrontar la información antes de atender las solicitudes de quienes buscan actuar con inmediatez para que la víctima no piense.
Este caso es también el de Amalia, quien recibió una llamada de un sobrino en la misma situación. Este le habló con la voz afónica porque, según dijo, estaba enfermo y le imploró no contarle a nadie sobre el problema. Aunque ella confundió la voz, lo saludó desprevenida por su nombre. De pronto recordó la historia de una amiga suya sobre una extorsión, y dudó. Cuando preguntó por el sitio donde se encontraba, confirmó que era un engaño pues el sobrino real vivía en Estados Unidos.Cuando alguien narra a sus amigos o familiares una situación como esta, al menos una de esas personas vivió o sabe de un caso similar. A Amalia ya le había sucedido pocos días antes, pero en esa ocasión la que contestó fue la empleada del servicio, a quien le dijeron que su jefe estaba detenida en la Fiscalía porque era codeudora de una amiga y debía pagar un dinero. La salvó que su jefe no estaba en la ciudad y que ya estaba advertida sobre este tipo de llamadas.
Vivir en El Poblado conoció otro testimonio en el que la empleada doméstica fue enredada de tal manera que, infortunadamente, terminó entregando a un supuesto abogado las pertenencias de valor de su jefe. “Le dijeron que yo estaba detenida en la Fiscalía por asunto de unos cheques, que no hablara con nadie y que yo le mandaba a decir que entregara todo lo de valor, que de no ser así peligraba mi vida. Ella entró en shock e hizo todo al pie de la letra. Recogió lo que más pudo y salió a encontrarse con el supuesto abogado en Monterrey y le entregó la bolsa con todo”, cuenta la víctima. Esta es conocida como “la llamada millonaria”.
Sobre estos casos el comandante de la Policía de El Poblado, mayor Andrés Pulido, dice: “Los hemos podido neutralizar gracias a las llamadas de los residentes que nos cuentan y nos preguntan cómo actuar. A veces les seguimos el juego a los ladrones pero nunca llegan al sitio de encuentro por lo que se dificultan las capturas (a finales de 2013 lograron dos). Por lo general, estas llamadas se hacen desde las mismas cárceles o sitios lejanos y desde una sim card sin datos personales”.
Según el mayor Pulido, se han realizado campañas en las unidades residenciales para alertar sobre estas modalidades que se sustentan en la ingenuidad de las personas. “La gente da todos sus datos de manera inocente”, dice, y advierte sobre el uso de las redes sociales donde las personas publican toda su información y fotografías reveladoras de su estilo de vida. En síntesis, no hay necesidad de un largo espionaje, con un breve paseo por las páginas personales en Facebook los ladrones tienen gran parte del trabajo adelantado.