Hace tres años se prendieron las alarmas por el deterioro de la calidad del aire. Pasado ese tiempo, ¿qué tantas cosas han cambiado? Entrevista con Carlos Cadena, PhD en movilidad sostenible.
Por: Daniel Palacio Tamayo / [email protected]
Lo que quizá más preocupa a Carlos Cadena Gaitán —también activista de la bicicleta y docente de Eafit— es que tres años después de que se develaran los niveles de contaminación atmosférica, a su consideración gobierno y ciudadanía han terminado por “acomodarse” y se está entrando en una trampa en la que se dice “alguién más lo solucionará”, pero al final nadie lo hace.
¿Parece que Medellín se acostumbró a las contingencias ambientales?
“Cada quien quiere salirse con la suya sin tomar acciones de fondo. Se va dejando que eso siga flotando allí mientras todos nos afectamos por igual con un aire que no debemos respirar. Normalizamos hasta los colores, eso me tiene sorprendido. Escuchamos a funcionarios que dicen que todo está bien, que el aire en la escala de contaminación está en amarillo, pero no se requiere mucho esfuerzo para decir que el aire está bien solo cuando está en verde”.
Ya son tres años desde la primera contingencia, ¿qué ha cambiado?
“En marzo de 2016 sucedió algo tremendo: hubo una gran discusión pública sobre qué estaba pasando con nuestro aire. En esa conversación de artistas, académicos, activistas de la sociedad civil hicimos una intervención con las esculturas de Botero para llamar la atención y te digo con honestidad, yo pensé que una manifestación de esas iba a ser un antes y un después, pero pareciera que muchos normalizamos que el aire puede estar toxicamente contaminado”.
¿Lo agota eso?
“Tenemos que estar actuando, no nos podemos echar en el desespero de pensar que no va a funcionar o pidiendo a los servidores públicos que actúen de manera responsable”.
Pero hay promesas que se han quedado en el aire.
“Hay una responsabilidad de todos. Nosotros tenemos que hacer seguimiento y pedir que nos cumplan. Con un grupo de amigos les propusimos a los funcionarios ir un día a la semana en bicicleta al trabajo; no era porque se fuera a solucionar la crisis, era porque en dar ejemplo y ser coherentes está la clave para solucionar este gran problema”.
¿Y cumplieron?
“El alcalde Federico Gutiérrez en un acto público en el parque Lleras dijo que le parecía muy buena idea, pero después muy pocos se acordaron de esa promesa”.
Se han mostrado acciones como soluciones, pero que para usted no lo son.
“Por ejemplo el caso de ideas etéreas y extrañas como pedirle mejor combustible a Ecopetrol, cuando es claro que deberíamos estar pensando en dejar los combustibles y pasar a motores eléctricos y a movilizarnos a pie y en bicicleta”.
¿Hay nuevas propuestas?
“El viernes pasado se dijo que esta ciudad se iba a acabar por el cierre de vías. ¿Quién no se preparó de antemano?¿Cuántos miles se quedaron en la casa?¿Cuántos buscamos una ruta de bicicleta?¿Cuántos se fueron a pie? Siempre me he preguntado por qué no somos capaces de hacer una ruta así como la del Tour Colombia en Medellín que sirva para quien quiera movilizarse en bicicleta”.
¿En este problema se ha escuchado al ciudadano?
“Esta ciudad tiene un movimiento ambiental poderoso, llama la atención que la Alcaldía se ha mantenido al margen y en ocasiones ha manifestado molestia por algunas actividades artísticas y simbólicas. Muchos de ellos han decidido no seguir poniéndose a disposición para construir colectivamente con el gobierno local”.
La salud está de por medio en la crisis de la calidad del aire, no es estético ni caprichoso.
“Reportes de la OMS y de revistas científicas hablan de 7 millones de muertes anuales relacionadas con la calidad del aire en el planeta. Es una gran epidemia. Y en Medellín, creo que el estudio epidemiológico que se está realizando va a arrojar que efectivamente son muchísimos más los muertos por contaminación del aire que por la violencia en la ciudad”.