“Comparto lo que decía Javier Darío Restrepo: un periodista debe ser buena gente. Sin esto es imposible destacarse en el oficio. ”
Hay personas que llevan palabras en el cuerpo e incluso pueden ser su definición perfecta.
Esperanza Palacio llega a la cita y minutos después es imposible escucharla sin pensar en una: pasión. Desde niña, en la casa en la que vivió junto a sus 11 hermanos, sabía que quería contar historias. A los 8 años, ya imitaba el sonido de una máquina de escribir. Por eso, cuando llegó el momento de elegir qué estudiar, escogió Comunicación Social y Periodismo.
Los años de estudio fueron movidos debido a su matrimonio, a los 22 años, con Hugo Gallo, un preparador físico al que acompañó en sus viajes por ciudades como Cali, Ibagué o Quito. Desde su primer trabajo en la universidad fue posible predecir su camino: una entrevista a Willington Ortiz, jugador de fútbol, quedó fijada en el tablero de la clase de Periodismo I, de la profesora Eugenia Vélez, para que sus compañeros leyeran. Un cinco, en color rojo, se vio sobre el papel.
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Su carrera comenzó en el periódico El Mundo, en tiempos en los que era dirigido por Darío Arizmendi y en los que Jairo León García era su jefe de redacción. Su primer trabajo conocido fue una entrevista con la artista Débora Arango: “Fue como conocer un ángel”, dice. Esa publicación la puso en la mira de sus compañeros, hombres, la mayoría, y que después de eso la vieron como una periodista que prometía, más allá de una “cara bonita” y de su gusto evidente por abrirse camino. Una entrevista con el ciclista Francesco Moser y titulada: “Llegó el de Aguadas” (omitió la otra palabra por pedido del jefe de redacción) hizo que se ganara un lugar en el cubrimiento deportivo.
Fútbol, tenis, patinaje, atletismo fueron vistos por ella y contados a los lectores y oyentes con “chispa”, agrega.
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No importaba si había frío, si era viernes de noche o en el estadio no había suficientes hinchas, ahí estaba ella para contarlo con técnica y buen idioma a la gente. Y con esa pasión que lleva y que te hace sentir vivo. Al periódico El Mundo le siguieron otros medios: Radio Super, Radio Net, El Espectador y El Colombiano. Su trabajo y entrega hizo que se ganara el reconocimiento de los principales periodistas deportivos, los mismos que no estaban acostumbrados a compartir los escenarios con mujeres periodistas. Victorias del fútbol o sucesos tan tristes como la muerte de Andrés Escobar hacen parte de su camino.
Por su conocimiento del deporte y compromiso con los valores humanos, también ha sido directora de comunicaciones de eventos como los Juegos Suramericanos o la Copa Mundial Sub-20. A propósito del Día Clásico del Periodista, en Colombia, este 9 de febrero, opina que la credibilidad y el respeto por la dignidad son valiosos en el oficio. Buena amiga, sensible y directa al hablar, disfruta el tiempo en su jardín o junto a Emiliano, su sobrino. Le gustaría volver a dar clase en una Universidad. O tener una columna en un periódico. Y contarles a otros qué es abrirse camino con el deporte, y qué significa escribir con maestría y pasión.