Pero ¿qué son realmente? Los espacios de parqueo accesibles son celdas reservadas en sitios públicos y privados, con dimensiones específicas y ubicación estratégica cerca de ascensores y accesos, de manera que brinden comodidad y seguridad a las personas con algún tipo de discapacidad.
Son más anchos que el promedio, con el fin de proporcionar un espacio suficiente, que permita que una persona pueda manipular sus ayudas ortopédicas (silla de ruedas, muletas, caminadores) para bajarse o subirse al carro.
Muchos no los respetan por por ignorancia, por afán, porque “quiero y puedo”, o por pensar que nadie los va a necesitar. En mi vida con discapacidad he encontrado de todo:
Está el “no me demoro”. Va de afán y piensa que la vuelta no le va a tomar más de 5 minutos. Y en tan poco tiempo, ¿quién podría necesitar el parqueadero? Llegamos, siempre llegamos. A mí me ha tocado esperarlos a que aparezcan con su sonrisa de arrepentimiento fingido.
También he encontrado el agresivo. No se le puede recordar que esos espacios tienen una finalidad específica. Su respuesta: “Yo parqueo donde me dé la gana”.
Me he topado con algunos que se bajan cojeando, con cara de dolor incluida, para luego verlos caminando como si nada.
Pero tal vez el más común de todos es aquel a quien no le importa. Se baja del carro caminando con su grupo de acompañantes en iguales condiciones. Saben que hicieron mal, pero no les afecta en absoluto.
Madres en embarazo y padres y madres con coches de bebé no están autorizados por la legislación para el uso de estos parqueaderos. Para ellos se deben crear celdas especiales en los diferentes estacionamientos.
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