Al-Anon es una hermandad mundial de parientes y amigos de alcohólicos que comparten experiencias, esperanzas y fortalezas
“Saben que no pueden fotografiarme, ¿verdad?” pregunta Rick B. cuando ve entrar a la fotógrafa de Vivir en el Poblado con su equipo de trabajo al lugar donde se hará la entrevista. El tono en que lo dice no deja lugar para alegatos, pero las caras de sorpresa alrededor de Rick dan pie a una explicación corta y razonable. El anonimato en estas cuestiones es sagrado. Accede entonces a que le tomen una fotografía que solo deje ver su silueta pero no permite que se publique su apellido. Accede también a una entrevista sin preguntas sobre su vida personal, de solo 30 minutos pues ya casi empieza el congreso para el cual ha venido a Medellín.
Cuatro coadictos por alcohólico
Del 12 al 14 de octubre se llevó a cabo en la ciudad el XXIII Congreso Nacional de Al-Anon y Alateen. Rick es el director de la Oficina de Servicios Mundiales desde hace 16 años y miembro de Al-Anon (Alcohólicos Anónimos) desde hace 37. Esta oficina le brinda apoyo a los programas de Al-Anon y Alateen (programa para adolescentes) que existen en 131 países, entre ellos Colombia.
Según esta misma organización, se estima que un alcohólico afecta directamente a cuatro personas en su entorno, conocidas como coadictos. Desde hace más de 55 años se han conformado alrededor de 200 grupos en Colombia, con 16 mil personas aproximadamente. Los grupos son autónomos para determinar los días o la periodicidad de las reuniones. Aunque existe el programa Alateen, el promedio de edad de los miembros de Al-Anon en Colombia y en el mundo es de 40 a 50 años. Las personas afectadas suelen enterarse de este grupo por el voz a voz, por internet, por las Secretarías de Salud y Educación o por los juzgados y las fiscalías, pero sin duda muchos sufren en silencio el martirio de ser amigo o familiar de un alcohólico.
Apoyo y compañía
Al-Anon no invita a que alguien se desprenda completamente de su familiar o amigo alcohólico. Tampoco propone soluciones para los alcohólicos, ni funciona como terapia, ni reemplaza una terapia psicológica. Lo que hace es unir a personas con situaciones similares para acompañar y apoyarse, bajo la premisa de que cada uno debe encontrar sus propias respuestas. Lo fundamental, explica Rick, es que quienes hacen parte de Al-Anon “aprenden que sus vidas no pueden estar enfocadas en el alcohólico, sino en la vida propia, independiente de si el adicto sigue consumiendo alcohol o no”.
Así es. Familiares y amigos de personas alcohólicas en recuperación o con varios años de sobriedad, continúan asistiendo a las reuniones, no solo ante la posibilidad de las recaídas sino porque “cada historia es diferente y cada dolor también, así provenga de la misma adicción, y puede requerir más tiempo o trabajo personal”, añade Rick, mientras recuerda el caso de un hombre que asistía a las reuniones para sobrellevar el alcoholismo de su padre, quien había fallecido siete años atrás.
Aunque todos los dolores son distintos, las cifras de la última encuesta demográfica que realizó Al-Anon a 1.775 miembros en 2009, (se hace en línea cada tres años) describe al integrante promedio: el 84 % son mujeres, el 56 % tiene título universitario, el 23 % está allí por su esposo, el 11 % por un hijo, el 4 % por una hija, y el 3 % por su esposa o padre. En promedio, permanecen 12.7 años continuos en el programa. Para saber más sobre Al-Anon ingrese a la página www.alanoncolombia.org y para asistir a uno de los grupos en Medellín comuníquese al 512 2410.