En Medellín, los funcionarios de la Personería deben escurrir el piso y secar el escritorio antes de sentarse a trabajar. Desidia de la Alcaldía frente a la entidad que vela por los derechos humanos y los recursos públicos de la ciudad.
El 18 de julio pasado, el personero de Medellín, William Yeffer Vivas, lanzó un mensaje desesperado en su cuenta de Twitter: “¡Nueva sede urgente! Como ocurre con frecuencia, la Personería la noche anterior se volvió a inundar”. Y fue nuevamente un grito en la pared, porque, desafortunadamente, este es un tema que se ha vuelto paisaje para la Alcaldía.
El día en que se posesionó, el 19 de enero de 2020, no sabía el abogado Vivas que una de sus funciones iba a ser trapear el piso mojado, cargar baldes y secar escritorios. Le ha tocado hacerlo varias veces, junto con sus funcionarios, antes de sentarse a cumplir las enormes e importantes tareas que conlleva el cargo.
“Estamos en una entidad que defiende derechos humanos, y necesitamos que los funcionarios que hacen esa actividad por lo menos estén en condiciones dignas”.
Personero de Medellín.
El fuerte invierno que ha vivido la ciudad se ha sentido también -y de qué forma- en las instalaciones de la Personería, ubicadas en la Plaza de la Libertad, en el sector de La Alpujarra. El problema locativo no es nuevo, pero se ha agudizado en el último año, y amenaza seriamente el cumplimiento de las labores de esta entidad. ¿A quién le corresponde resolver la situación? A la alcaldía de Medellín, por supuesto. Es su obligación garantizarle los recursos para que pueda ejercer sus tareas.
“Llevo dos años pidiendo mejores condiciones para los empleados y para la atención de la ciudadanía”, dijo el personero Vivas el 7 de mayo pasado, en una entrevista televisiva, trapeadora en mano, bajo el agua que chorreaba del techo. Ese día fue el aguacero el que impidió el trabajo, pero un mes antes, en abril, la emergencia se dio por la presencia de gases que provocaron náuseas y malestar a los empleados de la entidad. Después de la evacuación, los bomberos concluyeron que los gases provenían del parqueadero sobre el que está ubicada la sede de la Personería.
La inundación del lunes pasado no fue por las lluvias, ya que el invierno está cediendo. Lo informó el mismo Personero: “Lo diferente es que esta vez el agua que se filtró (fue) al parecer por los tubos de desagües”. Agua fétida, gases peligrosos, filtraciones. ¿Qué otro mensaje necesita la alcaldía de Medellín para entender que esta es otra emergencia en la ciudad? Con un agravante: el hacinamiento. Según informó Vivas recientemente, en esta sede trabajan 435 funcionarios, ya que allí tuvieron que recibir a los empleados de la Unidad Permanente de Derechos Humanos de la sede de El Bosque, que fue vandalizada durante el paro del año pasado, y no ha sido reparada.
El llamado del personero de Medellín a la alcaldía es un llamado al que nos debemos unir todos los ciudadanos. Toca recordar que esta es la entidad que “… ejerce la guarda, promoción y defensa de los derechos humanos, vigila la conducta oficial, protege el interés público, y contribuye a la solución alternativa de conflictos”. Tareas fundamentales, y más hoy, en nuestra ciudad. “Estamos en una entidad que defiende derechos humanos, y necesitamos que los funcionarios que hacen esa actividad por lo menos estén en condiciones dignas”, recuerda el Personero.