Medellín es origen cafetero

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En Medellín hay 428 hectáreas sembradas de café. El grano se tuesta en El Perpetuo Socorro y en Guayabal. El verdadero kilómetro 0.

Desde el atrio de la iglesia del Perpetuo Socorro el olor a café recién tostado es intenso. A pocos pasos está La Fábrica, una tostadora de café que reúne en un solo lugar a diferentes marcas, entre ellas, Rituales, granos cultivados en el barrio La Sierra en la zona nororiental de Medellín.

Según cifras de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, en 2021 existían 525 fincas cafeteras en Medellín, que suman un total de 428 hectáreas. “Son 46 veredas, la mayoría en los corregimientos de Palmitas y San Antonio de Prado”, explica Felipe Castañeda Marin, coordinador del Clúster Café y Cacao.

“la pandemia hizo que la gente empezara a tomar más café en la casa y, sobre todo, a tomar mejores cafés” Joan Molina.

Joan Molina, socio de Rituales y de La Fábrica, explica que el origen Medellín está documentado desde la década de 1930 en el libro All About Coffe, de William H. Ukers: “Para el autor, el mejor café que había probado era el de Medellín. Pero, con el tiempo, el origen se fue perdiendo, primero porque Antioquia gana protagonismo y, después, porque aparecen otros municipios e, incluso, fincas a las que se les da mayor protagonismo”. Ukers definía el café de la ciudad como un grano suave, de acidez media. Hoy, gracias a iniciativas como el Cluster, que cuenta con el apoyo de Comfama e ISA, se ha buscado recuperar ese valor del café que se produce en la ciudad.

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“Es el verdadero kilómetro cero, es la posibilidad de ofrecer una bebida que fue cultivada a menos de 10 kilómetros del centro de la ciudad”. José Posada.
“Es el verdadero kilómetro cero, es la posibilidad de ofrecer una bebida que fue cultivada a menos de 10 kilómetros del centro de la ciudad”. José Posada.

En las montañas occidentales de la ciudad, justo arriba de lo que hoy se conoce como Rodeo Alto, está Capilla del Rosario, una finca cafetera con más de 120 años de historia. “Al principio, nos dedicábamos a producir café para exportación, pero en los últimos años nos hemos dado cuenta de que hay más rentabilidad en cultivar cafés especiales para su transformación”, explica José Posada, quien está hoy al frente de la finca y de la marca Capilla del Rosario. Para Posada, una de las grandes ventajas de cultivar, hacer el beneficio y tostar el café en Medellín es la cercanía que hay con los clientes. “Es el verdadero kilómetro 0, es la posibilidad de ofrecer una bebida que fue cultivada a menos de 10 kilómetros del centro de la ciudad”. Y es impactante ver los edificios de El Poblado desde los cafetales.

525 fincas cafeteras existían en Medellín para el año 2021.

Un ecosistema

Para Felipe Zuleta, Medellín está ad portas de convertirse en un importante hub cafetero. El hecho de que no solo haya producción, sino de que se encuentren importantes empresas transformadoras da cuenta de lo que significa el café para la ciudad. Sin embargo, Felipe, Joan y Jose comparten que los medellinenses (y en general, los colombianos), aún tenemos una deuda con el consumo de café. “Necesitamos tomar un mejor café”, dicen. Y esto ha venido cambiando en los últimos años gracias a la apertura de tiendas de cafés especiales. “Además, la pandemia hizo que la gente empezara a tomar más café en la casa y, sobre todo, a tomar mejores cafés”, agrega Molina.

Desde los cafetales de Capilla del Rosario en Rodeo Alto se pueden apreciar los edificios de El Poblado. Es una vista que mezcla lo urbano y lo rural.

La Fábrica, que empezó a funcionar en 2020, poco antes del confinamiento, tuesta todo su café en máquinas hechas en Envigado. En ese sentido, se entiende entonces que Medellín y su área metropolitana son un espacio ideal para el florecimiento de una industria cafetera: el café se cultiva y se beneficia en Medellín y municipios aledaños como Sabaneta, Itagüí y Bello; en la ciudad existen tostadoras como La Fábrica, Distrito Cafetero o El Laboratorio de Café; y hay quienes fabrican las máquinas necesarias para todo el proceso de producción. Además, está uno de los centros de investigación y enseñanza más importantes del país: el Centro de los Recursos Naturales Renovables La Salada del SENA. Medellín tiene todos los eslabones de la cadena productiva, por lo que la ventaja es grande. “En pocas ciudades podemos llegar en menos de 20 minutos a un cafetal”, dice Zuleta.

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Turismo y enseñanza

Este es un escenario ideal para el florecimiento de una cultura cafetera. Tanto Capilla del Rosario como La Fábrica abren sus puertas a turistas y locales para que conozcan un poco más de los procesos cafeteros que tanto enorgullecen al país. “No hay que desplazarse grandes distancias para conocer de cerca cómo se produce uno de los mejores cafés del mundo”, cuenta Felipe Zuleta. Además, la labor de tiendas especializadas ha hecho también que la gente hoy entienda qué es y cómo se prepara un buen café. En ese sentido, Medellín ha evolucionado en el consumo de café. “Es un proceso que seguiremos impulsando”, concluye Felipe Zuleta.

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