Grupos de estudio de la Universidad de Antioquia y la Universidad Nacional obtuvieron, después de 8 años de investigación, patente de la crema para tratar la leishmaniasis cutánea de parte de la Sic -Superintendencia de Industria y Comercio-.
El nombre de la invención es “Formulación en crema a base de glicirricina para el tratamiento tópico de la leishmaniasis cutánea”, y se trata de una crema que se aplica en las zonas afectadas.
La Leishmaniasis es una enfermedad infecciosa transmitida por un zancudos del género Phlebotomus, con presencia en zonas selváticas. El parásito se introduce en las células y produce lesiones de tipo cutáneo, mucosa o visceral. Está catalogada por la OMS -Organización Mundial de la Salud- como una patología desatendida u olvidada.
Además, es una patología endémica en casi todo el territorio nacional, excepto en San Andrés Islas y Bogotá. Según información del Ministerio de Salud y Protección Social, se estima que en el país existen alrededor de 11 millones de personas en riesgo, especialmente en el área rural.
Según la profesora Lucy Gabriela Delgado Murcia, directora del Grupo de Investigación en Inmunología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, “del 100 % de las personas que se puede infectar solamente el 20 % desarrolla la enfermedad, es decir que el 80 % son resistentes naturales a la leishmaniasis; de no ser así, su impacto en el país sería mucho mayor”.
El activo de la glicirricina
La glicirricina se utiliza en la industria de alimentos especialmente como edulcorante y saborizante, y se le han identificado propiedades antiinflamatorias, antivirales, antialérgicas y hepatoprotectoras.
La profesora Lucy Gabriela Delgado Murcia, directora del Grupo de Investigación en Inmunología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional explicó que “se comprobó que dicho ingrediente activo tiene propiedades antileishmaniales y también cicatrizantes”.
Y es que la glicirricina comercialmente disponible, y que hace parte de esta patente, fue seleccionada por su alta homología con un compuesto derivado Raputia heptaphylla, el cual se obtiene de esta especie vegetal en bajas concentraciones (también difícil de sintetizar).
“Al compuesto natural nuestros grupos de investigación le hallamos propiedades antileishmaniales, pero por las limitaciones para proyectarlo como un medicamento disponible, hubo que buscar entre compuestos muy parecidos, disponibles en cantidades suficientes para su estudio y posible producción hacia su uso tópico en el control de la lesión cutánea de la enfermedad”, añadió la investigadora.
Para finalizar, la docente mencionó: “Somos optimistas al pensar que en Colombia se pueda a llegar a producir la crema con las condiciones de calidad y seguridad que se requieren, y que haya un patrocinador de estudio clínicos para obtener registros sanitarios, que es el paso subsiguiente”.