Como todo, el pesebre, desde su nacimiento, ha evolucionado. Se ha modernizado, se ha abierto a la gente… En la XXXVII exposición de pesebres de El Castillo es posible ver la inmensa variedad, belleza y colorido.
Hace 37 años, en el mismo lugar que ocupa hoy, nació la Exposición de Pesebres de El Castillo. Entonces, como ahora, el espectáculo despertó gran interés, para fortuna de todos los aficionados y los autores mismos interesados en promocionar sus obras. Durante los dos meses que estuvo la exposición, se impartieron clases para enseñar cómo hacer pesebres, y había un concierto los fines de semana.
En aquella ocasión, el tema del evento fue, simplemente: Exposición de pesebres. Se presentaron 13 pesebristas, cada uno con una propuesta, según su saber y entender: bíblico, artístico, tradicional y típico. ¿A qué obedece esta clasificación? Los pesebres se diferencian, según su temática: bíblico, el que debe intentar recrear el tiempo y el lugar donde nació Jesús; típico o costumbrista, con elementos y costumbres propios de la región; el tradicional, una mezcla de bíblico y típico, como se hacía anteriormente; y el ornamental, pequeños espacios que ocupa el pesebre, porque los espacios en las casas son muy reducidos.
También han surgido los dioramas, que son pequeñas escenas donde se proyecta una gran profundidad. Exigen demasiado trabajo para lograr su perfección, puesto que es casi una fotografía de la realidad.
Hoy, cuando ya han soplado las 37 velitas de esta exposición, son muchos los cambios que ha experimentado. En primer lugar, la cantidad de participantes. Ya no son 13 los pesebristas, sino 100, cifra que evidencia cómo se ha multiplicado esa afición. Dentro de esta cifra, muchos de estos artistas crean sus propias figuras, para crear distintos ambientes y efectos. Lo mismo con los visitantes. Su número ha aumentado de manera exponencial. Solo este dato: el pasado domingo 26 de noviembre fue el día de toda su historia en la que más personas cruzaron el torniquete.
De piedra a icopor
Al igual que en las temáticas, los pesebres van adquiriendo otras formas y se van modelando o evolucionando. Antes, los muros de las casas eran de piedra y cemento. De esos materiales duros y resistentes ahora se construye con materiales livianos como icopor, madera, papel o poliuretano. El musgo y las ramas de árbol han desaparecido, para ser consecuentes con el cuidado de medio ambiente.
Desde 2018 se vienen presentado en el salón de actos del Museo El Castillo pesebres gigantes como los que hacían los abuelos, que desocupaban un espacio amplio de la casa, y lo dedicaban todos al pesebre. Hasta los más pequeñitos ayudaban, según el tamaño del interés y de ilusión.
La XXXVII Exposición de pesebres: San José, la presencia amorosa fue inaugurada el 26 de noviembre, y estará en el Museo hasta el 6 de febrero. Aparte de destacar el papel de San José, la exposición busca contribuir a devolverle a cada familia el espíritu de unión y alegría de la navidad.
Por fortuna, y para bien de todos, hay casi dos meses para visitar la XXXVII Exposición de pesebres de El Castillo, que está abierta todos los días.