Al MUUA, Museo Universitario Universidad de Antioquia, se cuelan muchos sonidos. Acaso los más predominantes sean la fuente y los estudiantes de música practicando. Al MUUA lo pueblan desde octubre de este año un conjunto de voces que narran el conflicto armado, una polifonía posible gracias a la obra de Juan Manuel Echavarría y Fernando Grisalez. La exposición antológica Cuando la muerte empezó a caminar por aquí habitará hasta marzo del otro año los cuatro pisos y el sótano de este recinto.
“¿Cómo representa uno la violencia? Y me acordé de un mito griego que había estudiado. El mito de la Medusa y Perseo. Perseo tiene la misión de los dioses de cortarle la cabeza a la medusa, que era el ícono del terror; quien la miraba de frente, se petrificaba. Perseo usa un escudo como un espejo y ahí ve la cabeza sin petrificarse. O sea, la mirada oblicua, la mirada indirecta”. Así define Juan Manuel Echavarría su obra, una mirada que no es amarillista, que no es voyeur, que recurre al símbolo y a la metáfora para narrar.
Una mirada que se inaugura en 1996 con la serie fotográfica de maniquíes rotos, Retratos, de la que anota el artista: “La gente veía la ropa, los precios, pero no los rostros. Y yo dije, este he sido yo también, no he querido ver las roturas de mi país”. Y arrancó una investigación y reflexión del conflicto a través del arte, una que cuenta con 27 años de trabajo artístico.
“No soy el artista que trabaja solitariamente, sino que me gusta compartir la obra y generar diálogos con el equipo con el que trabajo”
Juan Manuel Echavarría, artista y coautor de la exposición Cuando la muerte empezó a caminar por aquí
En el primer piso están expuestas sus primeras obras, donde además de Retratos se encuentran otras como Corte de Florero (1997), donde le da forma de flores a huesos humanos para reflexionar sobre las prácticas de tortura postmorten en la violencia bipartidista, y La María (2000) que consigna relatos y fotografías de objetos traídos por 11 sobrevivientes del secuestro de la iglesia La María de Cali, en 1999, el secuestro masivo más grande del país.
El proyecto artístico de Juan Manuel ha crecido en quienes hacen parte de la obra: “No soy el artista que trabaja solitariamente, sino que me gusta compartir la obra y generar diálogos con el equipo con el que trabajo”. Hace más de 15 años se juntó con el artista plástico Fernando Grisalez, coautor de la exposición, y desde 2006 creó la Fundación Puntos de Encuentro, un ente que aboga por la memoria histórica y a través del cual han hecho obras con asociaciones de víctimas y actores del conflicto armado.
Una de ellas, La guerra que no hemos visto (2006-2009), consta de 480 pinturas producto de una serie de talleres con desmovilizados de las AUC, el ELN, las FARC-EP, soldados del Batallón de Sanidad y mujeres desmovilizadas de las FARC-EP.
Subiendo a los otros tres pisos, las fotografías, videos y pinturas no están organizadas cronológicamente. Obras como Silencios (2010-2023), serie fotográfica que retrata escuelas y caseríos abandonados en Los Montes de María, Bojayá y Caquetá, se intercala con pinturas de La guerra que no hemos visto. Para Fernando Grisalez es una dicha tener un espacio tan amplio para mostrar la obra casi en su totalidad, algo que no habían hecho antes. Resalta que verlas juntas permite diálogos entre las mismas producciones.
“Bocas de Ceniza me rompió las cuatro paredes del estudio. Me abrió un camino para ir a ciertas zonas de Colombia e investigar la violencia siempre a través de la metáfora y lo simbólico” cuenta Juan Manuel. La pieza es un video con cantos de población afro sobreviviente a hechos victimizantes. Como las demás obras expuestas, un conjunto variopinto de voces que narran y reflexionan sobre el conflicto armado
Para visitar el MUUA:
Horarios: martes a viernes, de 8 a.m. a 5 p.m.; sábado, de 9 a.m. a 3 p.m. El ingreso es gratuito. El público en general puede ingresar a la Universidad de Antioquia, después de anunciarse en las porterías.
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