En Colombia, la cacería, comercialización y tenencia de especies silvestres es un delito ambiental que acarrea condena de dos a ocho años y multas hasta de cinco mil salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV).

“La fauna silvestre necesita ambientes para reproducirse y evitar su extinción. En cautiverio hay disminución poblacional y no puede cumplir sus funciones de equilibrio natural con los ecosistemas”, recuerda Andrés Gómez Higuita, supervisor del Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación – CAVR – de fauna silvestre del Área Metropolitana.

En cautiverio, los animales silvestres sufren depresión y estrés, desórdenes alimenticios, automutilación y enfermedades que comprometen su bienestar y hasta pueden causar su muerte.

Igualmente, la fauna silvestre es portadora de muchas infecciones transmisibles a los humanos y animales domésticos, conocidas como enfermedades zoonóticas.
20 mil millones de dólares anuales genera el tráfico de fauna en el mundo, según Interpol.
2.103 especies de fauna silvestre están en amenaza o riesgo de extinción en Colombia.
Especies en alto riesgo
A corte del 30 de noviembre de 2024, el CAVR de fauna silvestre del Área Metropolitana recibió, por tráfico ilegal, 1.885 animales silvestres. De ese total, el 81.3 % fue por entrega voluntaria y el 18.7 %, por incautación.

En un operativo reciente, en Itagüí, fueron rescatados un sinsonte y una lora frentiamarilla con 15 y 23 años de cautiverio. De las especies atendidas, las que presentan mayor peligro de extinción son: tití gris y cabeciblanco, mono araña, rana dorada y guacamaya verde limón.
