En Antioquia por cada caso positivo de COVID-19, se hacen 46 pruebas

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Antioquia comenzó la epidemia como la segunda región del país con más casos de COVID-19, hoy ocupa el séptimo lugar. ¿Cómo se aplanó la curva?

Con una mezcla entre tecnología y monitoreo constante de casos positivos y círculos epidemiológicos, el departamento de Antioquia ha logrado un buen trabajo frente a la pandemia de COVID-19. De hecho, el pasado 20 de mayo se contaban 145 casos activos y siete hospitalizados. En 73 días, se cuentan 573 casos y seis muertos. ¿Qué sigue? Vivir en El Poblado habló con el doctor Luis Gonzalo Morales, gerente de COVID-19 para Antioquia.

Uno de los éxitos del departamento tiene que ver con el uso de tecnología. ¿Cómo funciona el rastreo que se hace con celulares?

“Llevamos casi 10 semanas trabajando de la mano de Google, explorando la posibilidad de identificar de una manera más amplia a los posibles contagios de un caso que se diagnostique como positivo. Logramos hacer un restreo de un círculo epidemiológico a través de la señal de los celulares. Cada que se abre un app de Google, los usuarios ya autorizaron la posibilidad de hacer un rastreo de localización, saber dónde se encuentran las personas. Así, lo que hacemos es que entregamos los ID de los celulares de los casos positivos a Google y con ese número se hace un seguimiento a los números que estuvieron cerca a menos de diez metros más de 30 minutos con la persona enferma. Con los datos que nos han entregado, hemos enviado alertas a más de 82.000 que podrían haberse contagiado. En el mensaje los invitamos a que se comuniquen con nosotros.

¿Qué pasa con la privacidad de las personas?

No se recoge información de las personas, no sabemos ni siquiera quién es el dueño del aparato, solo conocemos un código comercial. Por eso no estamos violando la privacidad de las personas”.

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Luis Gonzalo Morales
Luis Gonzalo Morales

¿Cómo se hace seguimiento a los casos positivos?

“Antioquia ha sido muy juicioso en hacer las investigaciones epidemiológicas de esos casos. Nuestro trabajo nos ha permitido identificar personas dentro de hasta un cuarto grado de contacto, lo que nos ha permitido aislarlos y tomarles la muestra. Así tenemos más control sobre el contagio”.

¿Cómo se ve eso en cifras?

“De cada 100 personas contagiadas, tenemos control de aproximadamente 80 individuos que entraron en contacto en diferente nivel. Eso nos permite decir que tenemos una investigación epidemiológica completa. Es fundamental saber dónde aparece la enfermedad para así poder parar la cadena de contagios”.

Habíamos visto días en las que las cifras de contagios eran 2 o 3. Sin embargo, en los últimos días ha habido hasta 16 positivos en un solo día. ¿Hay que empezarse a preocupar?

Ese aumento era previsible, sabíamos que iba a suceder. Es la consecuencia de la reactivación de la economía: es inevitable que los casos suban un poco más. Pero más allá, lo más importante es tener un control sobre la epidemia. No nos debe asustar que se aumenten los casos mientras hagamos un monitoreo constante y tengamos control de los casos positivos. Pero también es importante que la ciudadanía entienda que la COVID-19 sigue siendo una amenaza que por eso se tiene que cuidar”.

¿Es fácil hacer esa pedagogía del autocuidado?

“Es es una tarea difícil. Hacer pedagogía y convencer a la gente es muy complicado. Sin embargo, hoy estamos mejor que antes. En enero nadie usaba tapabocas; hoy todo el mundo lo tiene, y ya es raro ver a alguien sin el tapabocas. Son costumbres que llegaron para quedarse”.

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¿Serviría masificar las pruebas diagnósticas?

“La prueba tiene una indicación muy precisa, las personas solo dan positivas cuando tienen síntomas. Entonces, puede que haya un contagio pero que hoy la prueba no dé positiva, pero mañana sí. Las pruebas masivas generan una alta probabilidad de falsos positivos y se convierten en un peligro. Preferimos buscar alrededor de las personas que estén confirmadas. Por cada caso confirmado, hacemos un promedio de 46 pruebas diagnósticas. Masificar pruebas  es difícil porque son costosas, escasas y nuestros laboratorios no tienen capacidad de análisis”.

¿Cómo está Antioquia para la fase que comienza el próximo 30 de junio?

Antioquia arranca con una muy buena base: tiene un bajo número de casos, ha crecido en su capacidad para controlar la epidemia y tiene una ciudadanía con buen comportamiento”.

Algo que preocupa son los hospitales y clínicas del departamento. Hasta el 20 de mayo eran siete personas hospitalizadas. Hay entidades que están mal financieramente. ¿Qué se hará con ellos?

“Lideramos un trabajo para construcción de protocolo de bioseguridad para reactivar actividades en sector salud. Esperamos una pronta respuesta del Ministerio de Salud”.

Uno de los trabajos más importantes que han surgido en Antioquia es la iniciativa InnspiraMED, sin embargo, el trabajo está estancado en el Invima. ¿Qué trabajo se hace para acelerar la aprobación de las pruebas en humanos?

“Hemos estado muy al tanto de esta situación, respaldamos la iniciativa. El 20 de mayo tuvimos una conversación donde se acordó que el alcalde de Medellín hablaría con el Invima y con la presidencia y que la gobernación también agendaría reuniones para ver cómo podemos aportar a que haya mayor celeridad”.

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