Una reflexión que realizo de manera constante es encontrar nuevas fórmulas para cada vez ser más efectiva en reducir mis residuos.
Tengo instaurados hábitos que me ayudan en este camino: llevo siempre conmigo cubiertos, termo metálico, pitillo metálico para mi hijo, envase para el almuerzo.
También dedico tiempo para acomodarme a los productos de aseo que generan menos residuos, para lo cual hay que realizar un tránsito entre los productos tradicionales y estos. Es una suerte de resistencia frente a las prácticas de consumo tradicionales. Siempre estoy buscando marcas y empresas que brinden la posibilidad de hacer reuso, reutilización o rellenado de los envases.
Sobre la reciente campaña de la empresa Colanta, con un fuerte mensaje que evoca tiempos pasados, me cuesta ver la conexión con el cuidado ambiental, porque es una edición limitada, no es posible regresar el envase a la empresa para su reutilización ni hay comunicaciones que ayuden a que las personas vean más factible la reutilización de los envases en sus hogares.
Reconozco que a las empresas grandes es a las que más les cuesta dar el tránsito a procesos que generen menos residuos, reutilicen los mismos o incluso no los generen. Pero, también pienso que son estas empresas las llamadas a generar tendencia, a ser pioneras en campañas que sean realmente disruptivas. Y a estar a la altura del momento planetario que estamos viviendo.