Análisis a dos semanas largas de las elecciones, indican que el próximo Alcalde de Medellín se definiría con menos de 250 mil votos. ¿Puede tener gobernabilidad un funcionario con ese recaudo? Los retos de la ciudad exigen una participación más vigorosa del elector.
Días “D”, de estar desentendidos, desinteresados, despreocupados, son los que vive, a 17 días de las elecciones, una parte considerable de la ciudadanía en Medellín.
La campaña por la Alcaldía, como frente más inmediato, ha tenido cubrimiento con dedicación especializada en los medios de comunicación (Vivir en El Poblado inició la publicación de información el 18 de julio), más divulgación mediante publicidad política (de la valla al parabrisas) y estrategias de los candidatos de calle, de auditorio y digitales; no obstante, a dos semanas largas de que se abran las urnas, el electorado no se suma al debate con el vigor que se espera en una ciudad con retos como los de Medellín.
De acuerdo con el analista Miguel Jaramillo Luján, en las semanas previas a las elecciones el proceso siempre ha previsto indecisión: en 2007 era del 9% y en 2011 y en 2015 creció a 15%; sin embargo, el 32% de este año revela un escepticismo alarmante.
Por democracia, por la legitimidad, por la estabilidad de la ciudad, aún es buen tiempo de informarse, decidirse y participar. En la urna y no en el teclado.
“Hay desapasionamiento e indecisión y se presenta en especial en los segmentos del voto de opinión”, interpreta Jaramillo. Las razones, aduce, parten de la diseminación elevada de los candidatos (para la Alcaldía hoy son 12 y llegaron a ser 56 los interesados) y se suma un escepticismo presente en toda Latinoamérica, del que no escapa Medellín: “casos como el de Odebrecht, del desprestigio de la Iglesia o de las Fuerzas Militares, tienen a la gente en plan de resistencia contra todo”.
Desafección política es lo que percibe en el entorno el analista Andrés Olaya: “no es un fenómeno nuevo y ocurre en todas las democracias, pero en Medellín está mostrando un carácter preocupante”.
El día clave es el domingo 27 de octubre y todavía queda margen para desescalar el abstencionismo. Jaramillo señala que los retos de Medellín deberían ser estímulo suficiente, mientras Olaya destaca que “el voto es de un valor profundo: es lo único que nos hace iguales”.
Por expresión democrática, por la legitimidad y la gobernabilidad de quien sea el elegido, por la estabilidad de la ciudad, aún es buen tiempo de informarse, decidirse y participar. En la urna y no en el teclado de las redes sociales o en el corrillo.
Tenemos una ciudad con serios pendientes en seguridad, movilidad, calidad del aire, industria, comercio, empleo, desigualdad, niñez, inmigración, y estamos frente al proceso que determina cuál funcionario administrará un presupuesto cercano a los 20 billones de pesos entre 2020 y 2023.
De ese tamaño es.