En la era de la hiperconexión donde las líneas entre trabajo y espacio personal se difuminan cada vez más, y en la que las redes sociales nos invitan (¿obligan?) a vivir todas las experiencias posibles porque quizás nos estamos perdiendo de algo, parece que nos hemos convertido en los mejores malabaristas del Cirque du Soleil, intentando lograr el equilibrio; pero ¿Es realmente posible?
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Nos han vendido la idea de que somos una persona que trabaja y otra la que “vive”, lo que nos ha llevado a sentirnos fragmentados y desconectados, como si realmente fuéramos varias personas diferentes. Somos profesionales, sí; pero también somos padres, empresarios, hijas, parejas, amigos, deportistas, artistas… La lista de roles que desempeñamos en la vida es extensa y diversa.
No existe una fórmula mágica aplicable a todos para lograr el equilibrio y la razón es bastante sencilla, cada uno de nosotros es una única persona con horas finitas y prioridades dinámicas, lo que para una persona significa balance para otro puede ser una fuente de estrés y frustración.
Entonces, ¿cuál es la salida?
Como empresarias, colaboradores, padres y emprendedores, sabemos lo que significa el sacrificio y la dedicación, bien dicen que Roma no se construyó en un día. Hemos trabajado duro para alcanzar nuestros sueños, pero -muy- a menudo a costa de nuestro tiempo libre, nuestras relaciones y nuestra salud mental.
La clave no reside en perseguir un balance inalcanzable y absurdo, sino en redefinir el concepto de éxito moviéndonos del “deber ser” social a la definición personal. ¿Qué significa para ti ser una persona exitosa? ¿Es trabajar sin parar en un proyecto apasionante, incluso si eso implica sacrificar tiempo para otras actividades?, o ¿es pasar más tiempo con la familia y amigos, aun si eso significa trabajar menos horas y no ser reconocida a nivel laboral?
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No hay una respuesta correcta o incorrecta, y ésta es la puerta que abre todas las posibilidades puesto que el verdadero éxito reside en encontrar la armonía entre nuestras diferentes dimensiones humanas, creando una vida satisfactoria y que nos permita crecer como la persona que deseamos ser.
¿Cómo encontrar tu propia definición de éxito?
No hay una receta universal. Sin embargo, podemos guiar nuestra reflexión con las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es tu prioridad hoy? ¿Qué es importante para ti actualmente? ¿Qué te apasiona? ¿Qué te hace sentir realizado?
- ¿En dónde estás ahora? Las etapas de la vida marcan la pauta. No es lo mismo el peso que tiene el trabajo para una madre o padre con un bebé recién nacido que para una persona en sus 20’s que acaba de entrar al trabajo de sus sueños.
- Explora tu identidad. ¿Quién eres cuando no estás trabajando? Somos mucho más que nuestros títulos, cargos y logros laborales. Somos personas con sueños, pasiones, relaciones y experiencias que nos enriquecen como individuos.
- Aprende a decir que no. Decir que no a lo que no va con nosotros, además de ser liberador, es decir sí a lo que realmente nos apasiona. Di que no, varias veces y sin miedo.
Ahora bien, todo esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero como dicen por ahí mejor hecho que perfecto así que la definición de éxito y balance perfecta no es más que la que funciona hoy para para cada uno de nosotros. Recuerda que el work-life balance no es un destino sino un viaje; tal como la vida misma es un proceso continuo de autoconocimiento y adaptación y es tan único y dinámico como quieras que sea. Al final, “puedes tenerlo todo. Simplemente no puedes tenerlo todo a la vez” – Oprah Winfrey.