De repente, una persona ve a un animal que le gusta o le parece curioso. De repente, también aparecen otras ideas: ¿capturarlo y venderlo? ¿llevarlo para su casa y disfrutar así su belleza? Un relato similar fue el que le sucedió a un tigrillo lanudo (“leopardus tigrinus”) en la zona de Sonsón, Antioquia. Junto a estas ideas que pueden surgir a alguien, también hay creencias que reflejan el desconocimiento hacia las condiciones de cada especie de fauna silvestre.
De acuerdo con la información recibida por las autoridades, el tigrillo vivió dos semanas en una casa, que es lo mismo que en cautiverio, y vivió junto a animales domésticos y personas. Cuando la gente del Centro de Fauna Silvestre de Cornare lo recibió, descubrió las lesiones que tenía por la convivencia en cautiverio y lo encontró en estado de desnutrición.
En este lugar aprendió a comer, a cazar y a identificar las presas. Se realizaron actividades de ahuyentamiento para que no se acostumbrara a la presencia de los humanos, ni asociara al equipo veterinario con una fuente de alimento, y así, pudiera también aprender a reaccionar en condiciones de su ambiente natural.
De acuerdo con Camilo Muñoz, médico veterinario del equipo de fauna silvestre de Cornare, “el tigrillo tuvo una respuesta muy positiva al proceso de rehabilitación, aprendió a conseguir alimento por sí solo, siempre encontraba refugio, era agresivo y asustadizo y nunca buscó cariño ni atención de parte de los profesionales. Esto ayudó a su recuperación rápida”.
Para denunciar la presencia de fauna silvestre fuera de su entorno o su tráfico, es posible llamar a la línea 3046300090 (Área Metropolitana) o al 3218175002 (Corantioquia), si esto sucede en los municipios del departamento. También es posible comunicarse con la línea 123.