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Por Carolina Zuleta Maya | ||
Todos sentimos estrés por diferentes razones y aunque el estrés es una reacción natural del cuerpo a situaciones de presión, sentirlo no es agradable y en muchos casos inhabilita nuestra capacidad. Lo peor es que aparte del sueño y quizás un poco de deporte, no hacemos mucho para mitigarlo. Pero existe una manera sencilla de aliviar el estrés y que siempre está a nuestro alcance: vivir en el presente. Cuando te sientes estresado, tu mente está dividida. Gran parte está enfocada en la presión que estás sintiendo mientras la otra parte está poniendo poca atención a lo que debes hacer en ese momento. Por ejemplo, si estás en la oficina terminando un trabajo y sabes que vas tarde para una cita, lo más probable es que estés poniendo poca atención al trabajo que debes terminar. Pero si te detuvieras y vivieras en el presente la preocupación se iría. Estar presente significa ser consciente de todo lo que está pasando en un preciso instante, es poner los cinco sentidos en el momento actual. Estar presente es diferente a concentrarse, pues concentrarse es poner atención a una sola cosa: leer, correr, terminar una tarea. Estar presente es poner atención a la relación que existe entre tu cuerpo y el espacio; es sentir tu cuerpo y el espacio a tu alrededor como un todo. Cuando vives en el presente ya no existe una diferencia marcada entre tu ser dentro del cuerpo y el mundo a tu alrededor, pues sientes que el mundo se abre y te haces amigo de tu cuerpo. Imagínate un gran tornado donde todo gira a gran velocidad. Estar presente es como estar en el centro de ese tornado, todo a tu alrededor va muy rápido pero tú estás quieto y a salvo en la mitad; eres un observador de lo que está pasando a tu alrededor. Vivir en el presente es sencillo pero a veces no es tan fácil. Una de las técnicas más simples para lograrlo es oír tu respiración. Suspende por un instante todo lo que estás haciendo, cierra los ojos y lleva tu atención a la respiración. Empieza por escuchar cómo el aire entra y sale de tus pulmones; inmediatamente tu respiración se hace más lenta y profunda. Ahora pon una mano en tu pecho, siente cómo se expande cuando inhalas y se contrae cuando exhalas y repite esto cinco veces. Finalmente, pon tu mano en tu abdomen y respira de tal manera que el aire entre hasta tu estómago. Continúa esta respiración lenta y profunda y escucha los sonidos a tu alrededor. De ahora en adelante, cuando te sientas estresado intenta este ejercicio y observa cómo el nivel de estrés disminuye en todo tu cuerpo, para que la próxima vez que te pregunten cada cuánto oyes tu respiración puedas responder: todos los días. “Controlar la respiración es un pre-requisito para controlar la mente y el cuerpo”: Swami Rama. | ||
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