Hasta una casa con sus habitaciones y techo ha sido probada a sismo en la plataforma del Laboratorio de Ingeniería Sismorresistente de Eafit. Cuando la estructura es demolida sobre la plataforma, según su comportamiento hacen una serie de estudios que permiten saber lo que se debe cambiar para que la construcción sea más resistente y no represente riesgos ante un eventual sismo.
Este laboratorio ubicado en el bloque 21 de esta universidad lleva operando unos 3 años, es pionero y único en Colombia para ensayos a escala natural. Sin embargo, en países desarrollados que sufren de constantes temblores y terremotos, es una actividad común que los ayuda a fortalecerse ante el inesperado fenómeno natural.
La elaboración de la plataforma fue ideada por Juan Diego Jaramillo, ingeniero civil, profesor de Eafit y Director del laboratorio, con ayuda del Grupo de Investigación de Mecánica Aplicada, conformado por físicos, matemáticos, e ingenieros.
“Es muy fácil construir un edificio al que no le pase nada en un sismo”
Así lo asegura el Director del Laboratorio cuando dice que existen los materiales y los estudios necesarios para construir una edificación que ni el peor de los terremotos podría con ella. Pero lo que no se ajusta a la regla es el presupuesto y más en nuestro país. “Es muy fácil construir un edificio al que no le pase nada en un sismo, se puede reducir la probabilidad de falla de una estructura, pero a unos costos que no son manejables en un país en desarrollo como Colombia”, explica el ingeniero.
Para Jaramillo, la ingeniería está al servicio de la humanidad y con ella lo que se pretende es optimizar y satisfacer necesidades con un uso racional de los recursos. Justamente ese es el camino del laboratorio a través de sus proyectos, pruebas e investigaciones. “El laboratorio está pensado para mejorar y avanzar en esos procedimientos constructivos, encontrar estrategias y formas de construcción de manera que las edificaciones sean más seguras”, dice.
¿Cómo funciona?
La plataforma o mesa sobre la cual se montan las estructuras a prueba de sismos tiene un peso de 6 toneladas, una longitud de 6 por 6 metros y una capacidad de construirle encima hasta 70 toneladas de carga.
La plataforma es accionada por unos gatos hidráulicos que se mueven de acuerdo a las órdenes de un computador, que también hace mover los cilindros con una programación previa. Los tiempos, la fuerza y la clase de movimientos de los cilindros están definidos con anterioridad en un programa de computador.
Fue necesario instalar un motor de tractomula con 350 caballos de fuerza para hacer accionar todo el sistema, y que el aceite llegara a los cilindros con suficiente potencia para que comience el temblor.
Sobre la mesa se han hecho ensayos con casas de ladrillo, en las cuales insertan sensores que registran la velocidad, los tipos de deformaciones, el desplazamiento y la aceleración, entre otros elementos que son claves para cuantificar el fenómeno y hacer las interpretaciones pertinentes, para estudiar los resultados que al fin y al cabo permiten avanzar en las investigaciones y aplicarlas a la realidad.
Mientras la prueba se hace, cada movimiento, cada esfuerzo, permite analizar el comportamiento de la estructura por dentro, para después con resultados en mano de ese estudio, ver la utilidad de este laboratorio sismorresistente en la vida real y cotidiana.
Proyectos e investigaciones
El laboratorio fue y es financiado principalmente por el Estado a través de Colciencias, Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología. En la construcción del bloque también hubo gran participación de 5 empresas del sector privado, así como la Universidad Eafit.
Actualmente el Laboratorio de Ingeniería Sismorresistente se encuentra estudiando sobre viviendas de interés social. Hacerlas al mínimo costo pero con un nivel de seguridad acertado es la meta que buscan.
El laboratorio se encuentra ocupado la mayor parte del tiempo en investigaciones de Colciencias, aunque también prestan el servicio a alguien que desee poner a prueba cualquier dispositivo para patentarlo. Se cobra por el ensayo sísmico y en ese caso los resultados no tienen carácter público sino privado.
A mediano plazo, el grupo de investigación tiene intenciones de hacer ensayos con los grandes transformadores de las subestaciones de energía, ya que algunas veces se voltean a causa de los sismos. La solución según Jaramillo, “es encontrar la forma de sujetarlo para que no pase eso, además el transformador debe ir sobre unos rieles con unas rueditas, entonces hay que pensar la forma de sujetar las ruedas y que ante un evento sísmico el transformador soporte”, explica. El problema es que no siempre lo más rígido es lo que funciona y a veces puede quebrar el transformador.
De esa manera trabaja el único laboratorio sísmico que realiza ensayos a escala natural en Colombia. Un ejemplo y privilegio pensando en el mejoramiento de las viviendas, ingeniería al servicio de la comunidad.