Después de 25 meses de trabajo, una inversión inicial de 26 mil millones de pesos y sorpresas en el camino, Comfama abrió las puertas de este lugar que está en el corazón del Distrito San Ignacio.

El renacimiento del Claustro

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A un costado de la entrada principal del Claustro de Comfama, varias personas sostienen un cincel. Con él van removiendo capas de pinturas hasta descubrir la luz al otro lado: una pintura clara y vieja que se escondió tras varias capas y se va revelando en este salón que ha resistido el paso del tiempo. En el techo hay un mosaico que ahora es posible ver gracias a una tarea que ha sido hecha con constancia y un profesionalismo que se nota en el aire de naturalidad. Al frente de este trabajo ha estado Sergio Restrepo, director del Claustro, y en el camino lo han acompañado personas como Alberto Escobar, ex director de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura de Colombia y con más de 30 años en el tema de patrimonio. En esta primera etapa, que se entregó de forma oficial el pasado 30 de octubre, se intervinieron 3.944 metros cuadrados.

Restaurar la vocación Cuenta la historia que en este lugar se presentaron las primeras obras de teatro de Antioquia: “El triunfo de la inocencia”, “Jaira” de Voltaire y “El gran pájaro”. Aquí nacieron la Universidad de Antioquia, la Escuela de Artes y Oficios y el CESDE. Por aquí pasaron los franciscanos y los jesuitas, intelectuales como Fernando González, soldados, artistas y personas de la sociedad que se encontraban en el centro, el corazón de la vida de la ciudad, de la región. A través de estas obras, Comfama busca que el Claustro de Comfama sea un lugar para la cultura y la educación. Sergio Restrepo, su director, habla con entusiasmo de lo que ha sido este proceso valioso de descubrir la historia de este lugar, para cuidarla y compartirla. También habla de los desafíos, como el descubrimiento del acueducto que los llevó a detener las obras, para avanzar y, al mismo tiempo, respetar la esencia.

Los jesuitas vendieron el Claustro a Comfama, en el 2016. Para la etapa 2 de renovación que se entregará en el 2025, habrá trabajos en el Patio Pichincha del segundo nivel, para abrir talleres de arte, oficios y una mediateca. En el tercer piso habrá cocinas para clases de gastronomía y talleres de creación.
Sergio Restrepo es el director del Claustro de Comfama y el encargado de mantener el unido y hacia la misma la dirección a todo el equipo que se encarga de la restauración y la programación de este lugar.

Se espera que para el año 2030, una vez terminen todas las 3 fases de esta obra, pasen por aquí 2 millones 800 mil personas al año. 

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Este lugar ha sido restaurado con base en el pasado y con miras hacia el futuro. Esto está guiado por un propósito: ser un lugar apropiado para la cultura y la educación.

Estudios para música, vídeo, sala de cine, biblioteca, salones para cursos, restaurante, jardines, espacios para conversar y un puente que une este lugar con el Edificio San Ignacio integran este espacio. “Estamos felices de entregar esta primera etapa en la que habrá educación, música, teatro, cine, libros, conversaciones, arte y, sobre todo, preguntas, reflexiones sobre cómo podemos vivir mejor y avanzar como sociedad”, dice David Escobar, director de Comfama.

Entre los nuevos espacios hay un Salón del Juguete, que guarda la historia de juegos pasados. Aquí también hay fotografías del archivo fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto.

UN MUSEO PARA LA CIUDAD

Desde que empezaron los trabajos de renovación, la gente del Claustro ha guardado elementos que hablan de la historia de este sitio que cumple 220 años. Uno de ellos es un mural de autor desconocido que se restaura actualmente. A él se suman manuscritos, planos, cartas y una ventana que permite mirar cómo fue el primer acueducto de Medellín. Además de la vida cotidiana, la cultura y la educación, este lugar busca albergar la historia local.

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