La Feria de las Flores saca buenas notas por emocionante, variada y muy concurrida, pero está en deuda al cierre de los eventos. Ciudadanos y turistas quedan a la deriva en transporte y seguridad.
Medellín corrió a las calles a vibrar con su Feria de las Flores. Basta recordar los tenebrosos años noventa y compararlos con esta movida actual de exposiciones, desfiles, espectáculos y conciertos y emociona ver otra expresión de resiliencia y de una población que consume alegría, encuentro y tradición.
Reportes oficiales dan cuenta de que el concierto inaugural, celebrado en el Obelisco, congregó a 35.000 asistentes, un numerazo como los 44.000 que presentó el Superconcierto y los 39.895 de las primeras jornadas de la Plaza de flores norte. Faltan el Desfile de autos, este sábado 11, y los silleteros, el 12, y sus convocatorias de magnitud.
Éxito total, del que ya darán reporte las autoridades. No obstante, es tiempo de abrir el debate sobre cómo los ciudadanos, de diferentes edades, están regresando a casa después de los eventos. Y los turistas, que, en números de 2017, fueron 14.110.
La problemática afectó, por ejemplo, a los enfiestados en el Superconcierto: gran parte de las 44.000 personas quedaron abandonadas a su suerte, hacia las cuatro de la mañana, por falta de transporte.
La problemática afectó, por ejemplo, a gran parte de los 44.000 enfiestados en el concierto del sábado 4 de agosto en el Estadio, que luego quedaron abandonados a su suerte y a cualquier movida de la delincuencia. Eran las cuatro de la mañana y no había transporte.
La Feria de las Flores, por su composición, por su patrocinador y por hábitos locales es un evento, también, del consumo de licor y en buena medida el ciudadano viene acatando la invitación de dejar el carro en casa. Un factor clave de seguridad en las vías. Sin embargo, la extensión horaria del metro y los cables, hasta las 12 p.m., no es suficiente, los buses no salen y tampoco dan abasto los 30.500 taxis que se mueven en el Aburrá, contando con que todos estén en operación simultánea.
Explica el secretario de Movilidad, Humberto Iglesias, que por razones de demanda y de mantenimiento, el metro no opera las 24 horas. Algo similar sucede con taxis y buses. Pero en días de comportamiento extraordinario, no solo de eventos nocturnos, y basta recordar las multitudes deambulando por Guayabal y la calle 10 después del Desfile de silleteros el año pasado, los esfuerzos de convocatoria y de presentar espectáculos de calidad deben complementarse para lograr un cierre de jornada en orden y bajo condiciones de seguridad.
Los ciudadanos en plan familiar dijeron sí a la invitación. Con liderazgo de la autoridad y alianzas con privados, hay que cuidarlos.