Preocupa el estado actual de la Junta Administradora Local (JAL) de El Poblado. Como lo reportamos en la presente edición y en la número 603, la comuna 14 tiene su JAL desintegrada. De siete ediles que representaban a la comunidad, elegidos por voto popular a finales de 2011 para que estuvieran por un periodo de cuatro años, solo quedan dos.
Inquieta no solo que prácticamente estemos sin JAL sino ver cómo a menudo los líderes que surgen de una comunidad tan necesitada de participación social, como El Poblado, terminan sacando la mano.
La corporación permaneció completa desde el 1 de enero de 2012, cuando se posesionaron los nuevos integrantes, hasta mediados de 2014, momento en que tres de ellos renunciaron por motivos que van desde el deseo de aspirar a otros cargos de elección popular hasta las desavenencias políticas. Al finalizar el año, dos más dejaron el puesto por motivos personales y así fue como el inicio de 2015 encontró a la JAL con solo dos ediles que, además, no trabajaban en equipo con los cinco que renunciaron. En su defensa, los ediles activos argumentan que el trabajo por la comunidad se puede hacer de forma independiente, incluso, que al no estar de acuerdo con las posturas y decisiones de los demás, pueden ausentarse de las sesiones. Pero aunque invoquen esa libertad, la verdad es que no sienta nada bien que el trabajo en equipo, una de las características más valoradas en toda organización, no sea aplicado a la JAL y que algunos ediles se nieguen a dar cuenta del trabajo hecho por la corporación como unidad.
No se trata de un problema nuevo. En el periodo anterior, que llegó a su fin en 2011, de siete ediles electos a finales de 2007, rápidamente quedaron cuatro, como lo reportamos en su momento, en la edición 446. Se sabe que es un trabajo voluntario, demandante y sin remuneración, nacido de un genuino interés y aprecio por la comunidad en la que se vive o trabaja, pero los aspirantes al puesto conocen las exigencias y los términos del mismo. Además, no hay que olvidar que el paso por la JAL les aporta beneficios en su hoja vida, les permite darse a conocer en la comunidad para futuras candidaturas a otros cargos públicos y relacionarse con dirigentes políticos de la ciudad.
Cuando algunas personas se preguntan si sería conveniente que a los ediles les pagaran por su trabajo, rápidamente saltan voces que se oponen, aquellas a las que les preocupa que, aun con el pago, sigan sucediendo las mismas situaciones de hoy. Lo cierto es que los habitantes de El Poblado que votaron, incluso aquellos que no lo hicieron, esperan, con justa razón, un compromiso más sólido por parte de sus líderes. Pero el compromiso sólido que esperan no estaría garantizado ni siquiera con el pago.
La veeduría al trabajo de estos líderes barriales corre por cuenta de los ciudadanos, particularmente de los 32 mil 189 personas de El Poblado que votaron por ellos, sin embargo, no es fácil encontrar personas que quieran disponer de su tiempo libre y recursos para tal fin.
Las juntas administradoras locales son un mecanismo de participación ciudadana, un puente entre la comunidad y la Administración Municipal, y juegan un papel de concertación, colaboración y participación entre ambas partes. Por eso es importante y se espera de ellas que apliquen para sí mismas esas virtudes.