Entre los municipios de Santa Fe de Antioquia y Cañasgordas (subregión Occidente de Antioquia), en las obras del megaproyecto Túnel Guillermo Gaviria Echeverri, no solo se está construyendo el que será el túnel más largo de América, cuando entre en operación, también se está trazando un legado de conservación natural para el departamento. ¿Cómo así?
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Como parte de su estrategia de sostenibilidad ambiental, la cual, entre otras iniciativas, incluye la protección de la biodiversidad que habita en la zona hidrográfica del proyecto, el megaproyecto Túnel Guillermo Gaviria Correa escogió al oso andino y al venado para ayudar, durante su ejecución y posterior operación, a la investigación e implementación de proyectos de conservación de estas especies amenazadas.
Al oso andino le dicen el “jardinero del bosque”, porque cumple diferentes papeles ecológicos vitales para su hábitat natural, y debido a que su alimentación se basa en frutos, esto le permite potenciar el crecimiento y la germinación de las semillas al pasarlas por su tracto digestivo, para luego dispersarlas en sitios alejados del árbol madre. Por su parte, el venado es un herbívoro que ayuda a controlar las poblaciones vegetales que hay en la zona.
Estas características hacen que el oso andino o de anteojos y el venado sean consideradas como “especies sombrilla”, dado que el efecto de las acciones que se realicen para su protección y conservación tiene reflejo en otros recursos naturales y servicios ecosistémicos presentes en la región.
Un legado de conservación natural
Verónica Cotes, directora de Gestión Social y Ambiental de la Secretaría de Infraestructura Física de la gobernación de Antioquia, dijo que en este proyecto de infraestructura se trabaja en la protección de la fauna silvestre y en general del medio ambiente de la región.
“Dentro de la licencia ambiental que nos fue otorgada tenemos una serie de planes de manejo ambiental, entre ellos uno llamado el Plan de Inversión del 1 % del costo total de la obra, que representan casi $8.000 millones destinados para la recuperación, conservación y preservación del recurso hídrico, y la realización de monitoreo y seguimiento de especies amenazadas, como el oso andino y el venado”.
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Para ello, el megaproyecto, en unión con el Parque Nacional Natural Las Orquídeas, instaló 60 cámaras trampa dentro de esta reserva con el fin de obtener información de primera mano de las dinámicas y los comportamientos de estas especies.
Gracias a estas, obtuvimos más de 260 evidencias de la presencia del oso andino, lo cual, al ser esta una especie sombrilla, evidencia de que en la zona hay importante diversidad de especies de fauna (armadillo, coatí, tigrillo, taira).
Adicionalmente, con los recursos del plan, se han adquirido 147 hectáreas que contribuyen al aumento de la zona protegida, incluyendo “comprarles sus predios a muchos campesinos que estaban en el interior del área del parque, y que se han reubicado en zonas aledañas”, destacó John Jairo Restrepo, director del parque Las Orquídeas.
Estas labores han estado acompañadas de jornadas de sensibilización y educación ambiental con las comunidades aledañas al parque y al megaproyecto, para generar conciencia respecto al cuidado y la conservación de la biodiversidad de la región, y vincularlos para que aporten a la protección de la fauna y la flora, de la cual esta zona goza de una gran y variada riqueza.