El Oriente se prepara para el futuro

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El Oriente se prepara para el futuro
Sigue álgido el debate acerca de la construcción del Túnel de Oriente. Todos los gobiernos de la región se deben preparar para que no los atropelle el desarrollo

La semana pasada los antioqueños recibieron con sorpresa el anuncio del próximo levantamiento de la suspensión a la obra Túnel de Oriente, que fue frenada tres meses atrás por la Asociación Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), adscrita al Ministerio del Medio Ambiente.
Esa directriz había relevado a Cornare como autoridad ambiental y por consiguiente el aval que esta entidad autónoma regional había proferido, al igual que Corantioquia (desautorizada en años anteriores), y que permitió el inicio de los trabajos.
Aunque al cierre de esta edición no era oficial el levantamiento de la suspensión, todo parece indicar que es inminente la decisión. Así lo confirmó Luz Helena Sarmiento, directora de la misma ANLA, quien le explicó a los medios de comunicación que se les devolvería la competencia a Cornare y a Corantioquia con “ciertos parámetros para mirar la viabilidad de la obra”. Según su declaración, la suspensión se había presentado porque “los estudios teóricos del abatimiento del recurso hídrico (el impacto en las aguas de la zonas de influencia) estaba muy lejano al abatimiento real al iniciar la ejecución”.
Luego les advirtió a estas entidades que eran su responsabilidad cada uno de los avales entregados y las posibles afectaciones al medio ambiente. Les permitió, además, la posibilidad de que según vaya avanzando la obra, se identifiquen y solucionen (en caso de ser posible) las afectaciones resultantes.
Es evidente que se viene un tire afloje entre el concesionario (Concesión Túnel Aburrá Oriente), que quiere el inicio lo más rápido posible, y las voces que sienten que esta obra es inconveniente o quienes creen que no es prioritaria, como es el caso del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo.

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Otros los ven como una necesidad
El ingeniero Johel Moreno Sánchez, miembro de la junta directiva de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, es uno de los profesionales que recibió con beneplácito el anuncio. Él siente que los beneficios que se obtendrán por esta megaobra serán mucho mayores que las afectaciones.
“Es muy importante que el Valle del Aburrá pueda conectar con el Valle de San Nicolás (el oriente cercano) en tan solo 18 minutos de viaje en vehículo, cuando este mismo recorrido le implica a cualquier persona cerca de 45 minutos por la vía Las Palmas o por la Autopista Medellín – Bogotá. Estas, aparte de poco seguras, se volvieron insuficientes, y máxime cuando tenemos allí el aeropuerto José María Córdova y todo lo que eso significa para el desarrollo de la región”, dice Moreno.
Según él, también hay utilidades económicas para los ciudadanos: “Una persona se va a ahorrar cerca de 17 mil pesos en su trayecto hasta el aeropuerto, gracias al menor gasto de combustible y lubricantes y el desgaste de las llantas. Eso está medido ”.
En la cifra se debe tomar en cuenta, enfatiza, que el peaje de la vía Las Palmas cuesta cerca de ocho mil pesos. El del Túnel costaría cerca de diez mil. Al sumar y luego restar da como resultado 15 mil pesos de ahorro aproximado.
En cuanto a las alternativas que se tuvieron en cuenta para determinar el mejor lugar para construir el megaproyecto, Moreno advierte que fueron cerca de seis las opciones. Tres de ellas cercanas a la quebrada Santa Elena (es decir, la zona del diseño actual) y otras que conectaban por la loma de Los Balsos, en El Poblado, con un túnel que desembocaría en el Embalse La Fe.
“Ese último diseño se descartó porque solo la pendiente de Los Balsos tiene un 12 por ciento, mientras que la pendiente continua del Túnel de Oriente, como se tiene presupuestado actualmente, solo será de 2.25 por ciento”, dice Moreno.

Realmente una megaobra
Si en algo coinciden todas las partes es en la magnitud de este plan, que se estima costará 800 mil millones de pesos. De ahí la importancia de hacer bien la tarea desde el punto de vista ambiental y en el de la movilidad, en caso de aprobarse.
En realidad, en los diseños se ve que no solo se trata de un túnel. Son dos túneles y varios puentes adicionales a lo largo de 16 kilómetros. En el recorrido, una persona toma la vía Las Palmas en su vehículo y al llegar al seminario Mayor de Antioquia encuentra una vía que desemboca en un túnel más pequeño de 800 metros; luego sigue por una carretera a cielo abierto de cuatro kilómetros y 500 metros hasta llegar a la boca del túnel principal en Santa Elena, el cual tiene ocho kilómetros y 200 metros de largo, para desembocar, ya en jurisdicción de Rionegro, en un viaducto (un puente) que conectará con la glorieta de Sajonia, aledaña al José María Córdova.
En la primera fase solo habrá un carril de ida y uno de regreso, pero en la segunda etapa se garantizará la doble calzada con otros dos carriles por un tubo (túnel) paralelo, que completará un complejo sistema con más de 20 bahías de parqueo transitorio y más de 60 zonas para pedir asistencia en caso de averías mecánicas.
Ambos túneles (el de ida y el de venida) tendrán, además, conexiones entre sí, tanto para vehículos como para personas a pie y cámaras que vigilarán todo el recorrido.

¿Está preparado el Oriente cercano?
Mientras las decisiones acerca del Túnel de Oriente parecen de nunca acabar el oriente cercano está llamado a organizarse y a pensar en el crecimiento exponencial que ya empieza a sentirse en la zona, sobretodo en el campo inmobiliario.
Federico Estrada, gerente de la Lonja de Propiedad Raíz, identifica que el oriente cercano antioqueño se ha convertido en una muy buena opción para personas de estratos medio alto y alto del Valle de Aburrá, quienes lo ven como la futura opción y polo de desarrollo.

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“Lo que hemos sentido nosotros en los últimos años es que cada vez la presión urbanística es mayor. Municipios como la Ceja, El Retiro y el mismo Carmen de Viboral han mostrado una dinámica inmobiliaria y de actividad edificadora que ha tenido terrenos en proceso de urbanización. Se le suma que Rionegro, a mediados del año anterior, aprobó su plan de ordenamiento territorial, lo que ha traído una gran oferta inmobiliaria en la zona con diversos tipos de productos. Tenemos lotes urbanizados en urbanizaciones cerradas. Pero ya también vemos multifamiliares en algunas zonas urbanas de Rionegro o suburbanas como en La Ceja”, dice Estrada.
Allí, y según los análisis de la Lonja, también han visto una oportunidad de vida personas mayores que ya están iniciando su proceso de retiro, que lo consideran como una buena opción para descansar, sobre todo por la presencia de tanto verde.
“Ya los lotes urbanizados dentro de parcelaciones son un producto de un mayor segmento y son vistos para una segunda vivienda en los estratos altos. Este modelo ha tenido una dinámica muy importante”, remata Estrada.
Ahora solo resta esperar que con o sin Túnel las administraciones municipales del Oriente tengan las reglas claras en el ordenamiento territorial y en los recaudos, para invertir en el desarrollo de la región. Es la mejor oportunidad para hacer bien la tarea desde el principio.
 


“Llanogrande y Tablazo, lo más costoso de América Latina”
El fenómeno de urbanización en el Oriente está identificado por los entes gubernamentales de cada uno de los municipios. Estos empiezan a determinar los cobros por valorización, palabra ya común en muchas de sus zonas. Los recaudos serán fundamentales para que el área no se convierta en un caos por la explosión de viviendas y unidades no residenciales.
Jorge Alberto Urrea, director de Planeación de Rionegro, informa que se tienen presupuestados cobros por valorización cercanos al 10 por ciento del valor catastral y/o el de la venta de un lote.
“En el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de 2011 restringimos los usos del suelo en el sector rural porque se estaba presentando especulación en los precios. Lo problemático es que estas personas estaban encontrando quién les comprara. Un caso específico muestra que en una zona no residencial en Llanogrande, el metro cuadrado de tierra se vendió a 220 mil pesos. Se dieron casos en los que una hectárea de lote llegó a venderse por 2.500 millones de pesos. Entonces hay que revisar principalmente las áreas de Llanogrande, El Tablazo y Fizebad en las que se están presentando este tipo de fenómenos. Estos precios las convierten en las zonas rurales más costosas por metro cuadrado de América Latina”, advierte Jorge Alberto Urrea.
Aunque durante décadas se habló del Valle de San Nicolás como el sitio al que se expandiría el Valle de Aburrá, solo hasta ahora se empiezan a ver las muestras de que este fenómeno es una realidad. Los primeros avisos los dieron la llegada de grandes centros comerciales a la zona y la más reciente construcción de los centros especializados en salud del moderno San Vicente de Paúl.

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