Esta edición que tienes en las manos o miras a través de una pantalla es un viaje por Oriente. Restaurantes, parques, una planta de vacunas, la historia de un deportista y los planes de desarrollo hablan de ilusiones, deseos, situaciones por solucionar. En estas páginas, El Retiro, Rionegro o lugares como Marinilla se convierten en protagonistas. Y es natural que lo sean, porque además de su cercanía geográfica al Valle de Aburrá, las cifras y las historias se transforman en un haz luminoso sobre su paisaje y su realidad.
Según cifras recientes del DANE, hasta el 2021, la población de Oriente crece en un promedio cercano al 1.8 % y 2 % al año. Adicionalmente, la Cámara de Comercio de Oriente informa que entre el 2015 y el 2022 la creación de empresas aumentó en un 78 %, principalmente en sectores como servicios de comida, alojamiento, actividades inmobiliarias y construcción.
Este crecimiento también trae retos ambientales, de convivencia y seguridad, para las autoridades y la comunidad. Al mismo tiempo, trae preguntas: ¿Qué pasará con esos otros municipios de Oriente, los más alejados y menos conocidos por viajeros, empresarios y visitantes? ¿Cómo lograr que también lleguen a ellos las oportunidades y un desarrollo humano y sostenible? ¿Cómo abrirse al futuro sin olvidar sus tradiciones y la esencia de su historia y paisaje? Un ejemplo de esos municipios es Nariño, protagonista de nuestra portada y localizado a casi tres horas de Medellín, en la llamada subregión de los Páramos.
El próximo 30 de julio, conmemorará 25 años de una toma guerrillera que duró casi 30 horas y destruyó a casi el 70 % de su municipio. Gracias a la Comisión de la Verdad y a organizaciones como Prodepaz, entre otras, las heridas del dolor se han ido cerrando. En aquel entonces y después de lo ocurrido, casi el 50 % de los 18 mil habitantes abandonó el pueblo.
Hoy, más de dos décadas después, muchas personas han regresado y otras han escogido este lugar como su nueva casa. Aunque la marca de ese suceso haya quedado en su historia, ya hay lugar para otras realidades: proyectos y negocios nuevos, llegada de viajeros. Los planes de desarrollo que se han aprobado recientemente y la llegada de una nueva administración departamental se convierten en una oportunidad para mirar a estos municipios de una forma nueva, distinta, sobre lo construido y a partir de lo aprendido.
En el caso específico de Nariño, hay un interés especial por la educación de niños y jóvenes, el respeto por los derechos humanos y la prevención de desastres y riesgos naturales. A esto se suma el interés en incorporar la ciencia y la tecnología a su agricultura y turismo. A la hora de hablar de árboles, los ingenieros forestales suelen repetir que los bosques más diversos son los más fuertes. Por eso es tan importante cuidar también a los más pequeños. Algo similar sucede con los municipios.