Creció el delito en estas calles, también la percepción de inseguridad. Si las denuncias se extravían en algún escritorio o se llevan solo a las redes sociales, será muy difícil identificar mapas de riesgo y diseñar estrategias para cuidar a los mismos ciudadanos.
En una semana, el movimiento iniciado por la ciudadana Adriana González en change.org, para que la Policía asigne patrullas en Los Balsos, el Campestre y Benedictinos, había conseguido 256 firmas. Muchas o poquitas -“Sancionen a Ecopetrol ¡Detengan YA catástrofe por derrame de petróleo en Lizama!” iba en 215.092 apoyos; “NO condenen a conductor de camioneta que arrolló a 2 fleteros para evitar que lo robaran”, tenía 200.025, como las más acudidas- la petición de Adriana refleja la sensación de temor que ronda estas calles ahora en fin de año.
“En un mismo día atracan muchas veces”, remata la petición, que se suma al panorama de delitos reportados por otras víctimas…
Caso uno: dos hombres abordaron a una mujer en la Milla de Oro, le dieron una sustancia que la desorientó, ingresaron a su casa y robaron su dinero.
Caso dos: una mujer y un hombre, en un hotel de El Poblado, le robaron la Panasonic AG DVX 200 broadcast 4K, avaluada en 5.000 dólares, al equipo que cubriría el evento Downhill Challenge, que al final le daría renombre mundial a Medellín.
“A las 10 a.m. en Los Balsos, un motorizado con pistola atracó a mi esposa, quien esperaba el cambio de luz. Le robó el celular, el reloj y el bolso”, nos dijo el ciudadano. ¿Qué dijo la Policía? Que no conocía el hecho…
Caso tres: Daniela conducía a las 8:20 p.m. en Los Balsos, por ISA, cuando un huevo le estalló en el panorámico. Corrió al CAI de Las Palmas, donde le explicaron la modalidad de hurto: el conductor, que alarmado prende el limpiaparabrisas, pierde visibilidad, debe detenerse y termina siendo atacado en indefensión.
Caso cuatro: “A las 10 a.m. en Los Balsos, un motorizado con pistola atracó a mi esposa, quien esperaba el cambio de luz. Le robó el celular, el reloj y el bolso”, nos dijo el ciudadano.
Todo ocurrió en días recientes en estas calles, donde se juntan el miedo real, la percepción de inseguridad y, también preocupante, la invisibilidad de los casos para la Policía, que Vivir en El Poblado ha constatado en el seguimiento de los delitos que denuncian los ciudadanos. “No tenemos conocimiento del hecho” suele resumir la respuesta de la autoridad.
Ese “no saber, no responder” da cuenta de que hay reportes de las víctimas que se están extraviando en algún escritorio de la autoridad y todo queda reducido a miedo, rabia y frustración personales, sin solución ni reparación, o es muestra de que hay ciudadanos que limitan la denuncia a las redes sociales, donde poco y nada pasa.
Sin cifras completas no hay registro preciso de la realidad, no hay diseño adecuado de operativos y al final ni se puede evaluar la eficacia de las autoridades.
Con todo y el “no tenemos conocimiento del hecho”, según datos de la Alcaldía, este año reportaba a noviembre 2.965 hurtos en El Poblado y un incremento de este delito en un 26% respecto al mismo periodo en 2017.