Medellín es una ciudad que no deja de sorprenderme positivamente; y hace pocos días no fue la excepción. Tuve un encuentro inesperado, que no sólo me conmovió profundamente, sino que además me devolvió la esperanza en nuestra juventud y en el futuro. Al hablar de este “milagro”* me refiero a los jóvenes que parecen tenerlo todo en su contra y con mayores obstáculos para salir adelante, y que, a pesar de ello, han encontrado un futuro cargado de posibilidades que eran inimaginables hace tan poco un par de años. Este fenómeno tiene además la fuerza para cambiar positivamente el futuro de estos jóvenes y de transformar su entorno.
Dicho milagro tiene muchos nombres y características; pero comienzo por decir que Alexander, un joven de risa fácil de 22 años, lo encarna. La revelación también se llama C13 o Código 13, Sonbatá, el poder de soñar y creer, la fuerza de lo colectivo, o la increíble posibilidad transformadora de la tecnología en el 2023.
Era 6 de junio y yo estaba en EAFIT, el sitio donde estamos soñando la medicina para la nueva humanidad que nace a partir de los hábitos para el cuidado y de la tecnología al servicio de la humanidad. Mientras esperaba a dos mujeres superpoderosas de la tecnología y el bienestar (@elihoyost y @catyrengifo), me senté a la entrada de un evento que había mirado con interés: “Únete a nosotros en KCD Colombia 2023 para una exploración integral de la computación en la nube, la innovación, el espíritu empresarial y el bienestar”. Entonces escuché mi nombre, y al mirar encontré a Stiven, un instructor de código que al principio no reconocí, y que estaba acompañado de Alexander, quien me saludó con una gran sonrisa familiar.
Al principio no lo había reconocido; pero ahí estaba, sonriente, sentado como esperándome; habíamos sido compañeros de pupitre en las pocas clases a las que asistí en C13. Nunca cruzamos más palabras que breves y tímidos saludos. Alexander es el segundo hijo de una mujer que ha trabajado de sol a sol toda la vida para sacar a sus dos hijos adelante. Ella hoy hace labores de aseo en una unidad residencial en El Poblado. Alexander no había terminado bachillerato; y no habiendo encontrado más opciones laborales, decidió trabajar en construcción como “cochero” (llevando una carretilla cargada de tierra y piedras). Estaba frustrado; no veía oportunidad de progresar en un trabajo que parecía ir en contra de su contextura delgada y de su mente estructurada. Se preguntaba si no podría utilizar su inteligencia y su capacidad para encontrar un trabajo que le permitiera ser feliz, ganarse la vida dignamente y encontrar un propósito.
Un día alguien le preguntó en un grupo juvenil: “¿Has escuchado de código, de C13 en San Javier, por El Salado?”. Se presentó con dudas e incrédulo, y pasó a la convocatoria; fue elegido como uno de los 35 estudiantes que recibirían formación en código en la nueva escuela abierta en el corazón de la comuna 13, en la que antes fuera una escuela y luego un comando de policía en las épocas más oscuras de la violencia en Medellín.
Alexander renunció a su trabajo en construcción; y con el apoyo de su tía Margarita, “la linda Margarita”, y a pesar de estar a punto desfallecer muchas veces, terminó la doble formación en programación back end y front end, siendo uno de los mejores alumnos de la clase. Alex hoy lleva 3 meses trabajando para una gran empresa internacional dedicada al bienestar y la salud. Desde su casa tiene una productividad que le ha llevado a superar con creces el salario en construcción, e incluso el salario que su madre recibe, levantándose a las 4:30 de la madrugada… hasta que algún día el sueño de Alexander alcance para que su mamá cambie de trabajo o pueda quedarse en su casa para cuidar de sus hijos.
En la próxima columna, la historia de @codigo.c13, @sonbatac3, John Jaime Sánchez @capitan_jota y @paulocarvajal
*Un milagro generalmente se refiere a un evento o fenómeno que parece desafiar las leyes naturales conocidas y no puede ser explicado por medio de la comprensión científica actual.