Como parte de la celebración de los 100 años del natalicio del poeta Carlos Castro Saavedra, la U. de A. y el Metro de Medellín reunieron en una serie audiovisual las voces de nueve ciudadanos, de diferentes profesiones y oficios, para reflexionar alrededor de la ciudad, la convivencia y la vida que pasa desde un vagón del Metro.
“Amar la vida de todos los seres para que nadie se sienta amenazado”, así inicia el decálogo de mandamientos que el poeta antioqueño Carlos Castro Saavedra publicó en la década del sesenta del siglo pasado. El autor deja claro que nada es más importante que la vida: ¡nada es posible sin ella y el respeto por la misma!
“Este ejercicio de los mandamientos ciudadanos de un poeta muerto y de la vida de hoy, es la posibilidad de recrear aspectos clave de la convivencia, del respeto por los otros, de reivindicar el derecho a la ciudad”,
anotó el periodista y escritor Reinaldo Spitaletta, encargado de conversar con los invitados en cada uno de los programas.
Cada episodio tiene una duración aproximada de cuatro minutos y aborda uno de los diez mandamientos del ciudadano enunciados por Castro Saavedra.
En ellos, Spitaletta se encuentra con diversos personajes de la ciudad en los vehículos del sistema Metro, para entablar una conversación honesta y reflexiva acerca de dichos mandamientos.

Este encuentro ciudadano, tiene la importancia de poner en contexto los postulados del poeta, explorando su vigencia, sus derivas y las transformaciones que tiene y ha tenido la sociedad con respecto a ellos.
Le puede interesar: Universidad y comunidad construyen memoria
Los invitados son Juliana Ríos Barberi, coordinadora del Programa de Protección Jurídica a los Animales de la UdeA; Génesis Vélez, trabajadora social en Alianza MEI e investigadora máster; Patricia Nieto, periodista e integrante de la Unidad Hacemos Memoria de la Alma Máter, entre otros.
Traerlos al presente invita a no olvidar esas formas básicas de convivencia, ante un tejido social difuso y esquivo que los hace fundamentales para la vida en comunidad: relaciones pacíficas; el cuidado de sí y de los otros; el trabajo; la familia; los animales, la educación.
Los mandamientos:
- Amar la vida de todos los seres para que nadie se sienta amenazado y vivir sea igual a florecer, sin miedo ni zozobra.
- Ser útil a la comunidad y entender que el trabajo vuelve más largos los caminos, más numerosas las cosechas y más grandes las esperanzas.
- Ayudar a los vecinos a construir sus casas y a comprender que la amistad debe ser numerosa, activa y progresista.
- Hacer la paz todos los días, como se hacen los pasos que llevan al taller o a la oficina.
- Ser buen padre de familia y pulir el hogar como el joyero pule los metales.
- Proteger a los más débiles –los niños y los viejos– para que los primeros crezcan sin sobresaltos y los otros se apaguen sin dolor.
- Lavar las manchas de la patria y conservar brillantes las ciudades, para que la limpieza sea como un reflejo del alma colectiva.
- Aprender y a la vez enseñar, para que se acabe la ignorancia y sea reemplazada por la luz de la inteligencia.
- Vivir honradamente y hacer buen uso de la libertad para que nunca se marchite ni se vuelva libertinaje.
- Sentir que, por todas las calles, así sean las más estrechas, puede llegar el hombre a ser buen ciudadano, no solo de su patria, sino también del mundo entero.