Los integrantes de este emergente segmento de la economía dirigen su mirada hacia emprendimientos como Cervecería Libre, 20 Mission, Colombian Craft Beer y Bipolar, todos instalados en el sector de El Poblado, considerado como uno de los epicentros de la industria cervecera artesanal de Colombia.
En alusión al derecho que le asiste a todo ciudadano de elegir con libertad, en noviembre de 2013 Andrés Felipe Osorio Henker, un ingeniero eléctrico de la U. de A., fundó la Cervecería Libre. Dice que, aunque su apellido materno proviene de la estirpe alemana, su interés por la cerveza artesanal está determinado por un encanto personal que tiene su origen en tierras antioqueñas.
“Una cerveza artesanal es aquella que se elabora en pequeñas escalas. Son cervezas frescas con sabores, aromas y colores diversos que las diferencian de las cervezas industriales las cuales básicamente se elaboran bajo un mismo formato. Nosotros, en cambio, exploramos y combinamos, con libertad, un montón de ingredientes, recetas y posibilidades que se acercan al arte”, explica.
El centro de operaciones de esta cervecería está localizado en Barrio Colombia en medio de talleres de mecánica y garajes de latonería y pintura del sector automotriz. Posee una planta con una producción de 5.000 litros, con capacidad de 3.500 adicionales. Así mismo, cuenta con un fermentador en otra cervecería habilitado para otros 6.000 litros.
Este proceso industrial le ha permitido patentar siete productos cerveceros que oscilan entre los 3.5 y 9.0 grados de alcohol, muchas de las cuales están entre las mejores calificadas del país, según criterio de los consumidores y expendedores de la marca.
“Contrarrestar la hegemonía de las cervezas industriales es bastante difícil y complejo. Colombia tiene la cerveza industrial más barata de Latinoamérica. Nos toca librar una competencia intensa. Competir con precio con las bebidas tradicionales es imposible. La diferencia está en que nosotros, los artesanales, ofrecemos experiencias cerveceras diferentes y satisfactorias para quienes buscan sabores y texturas diferentes”, relata Osorio Henker.
Para los integrantes de este sector, el alto número de marcas y cervecerías artesanales no genera competencia o rivalidad entre ellos. Al contrario, esa proliferación de alternativas cerveceras propicia puntos de encuentro e intercambio de conocimientos entre los estudiosos de las propiedades industriales del lúpulo, la malta o cebada y la levadura.
“Constituimos la asociación más sólida del país. Acá, todo el trabajo lo hemos establecido en bloque en favor del interés colectivo de los agremiados. Esa unión nos permite intercambiar saberes, materiales y hasta recursos logísticos, todo en virtud del crecimiento de la industria cervecera artesanal en Antioquia. Hacemos talleres permanentes de capacitación y actualización para los emprendedores”, relató Freddy López Deluque, vicepresidente de la Asociación Antioqueña de Cerveceros Artesanales -Asaca- y fundador de la Cervecería Espiga.
Consecuentes con esta causa cientos de bares y restaurantes de la comuna 14 ofrecen en sus cartas muchas de estas 80 marcas cerveceras, algunas de las cuales están disponibles en presentaciones personales en envases de aluminio. El gusto por la cerveza artesanal convoca a un número significativo de los turistas extranjeros que frecuentan la ciudad y de consumidores locales.
“Es un plan muy chévere venir a estos bares y poder disfrutar de opciones diferentes de cervezas. Degustar su cuerpo, textura, sabor, es una ricura. Además, tener el placer de hacer maridaje con exquisita comida, es lo mejor”, destacó Rubén Montoya, investigador docente y aficionado a la cerveza artesanal.