Aunque, según Planeación, El Garabato hace parte del barrio Los Naranjos, este sector de El Poblado tiene gran tradición y vida propia
“Cuando los esclavos adquirieron su libertad, muchos de sus antiguos amos les dieron como dote pedazos de tierra para que construyeran sus viviendas. Así nació El Garabato en el siglo 19. Por eso aquí casi todos somos de color oscuro”.
La afirmación es de Hilda Escobar, presidente de la Junta de Acción Comunal de este sector, ubicado entre la Transversal Superior y la carrera 30, y el tanque de EPM (llamado de Los Parra) y la quebrada La Volcana.
El nombre de El Garabato surgió del oficio que desempeñaban abuelas y bisabuelas de esta zona: elaboraban gelatina de pata en las horquetas o garabatos de los árboles y bajaban diariamente a venderlas a la plaza de Cisneros. “Cada casa tenía al frente un garabato donde las mujeres trabajaban, y así se quedó: El Garabato”.
Estas y otras historias recuerda Hilda, sentada en el patio delantero de su casa con apariencia de finca. Oficialmente pasó de sector rural a urbano en 1979, cuando por primera vez sus casas tuvieron nomenclatura. A inicios y mediados del siglo pasado, muchos de sus pobladores trabajaban como mayordomos o jornaleros de las fincas de las personas más adineradas de Medellín, ubicadas en El Poblado. “Aunque no tenemos la vegetación que había antes, todavía hay fauna y flora. Mejor dicho, El Garabato todavía es un paraíso”, asegura Hilda.
Privilegios y lunares
De acuerdo con los datos y mapas oficiales, El Garabato pertenece al barrio Los Naranjos de la comuna 14. Lo conforman 130 casas, en su mayoría de estratos 2 y 3, y un promedio de cuatro habitantes por vivienda.
A diferencia de otros sectores de El Poblado, carentes de espacios públicos, El Garabato es privilegiado al contar con tres parques, una cancha, una ludoteca infantil y una sede para la Junta de Acción Comunal, cedida en comodato por la Alcaldía. En estas áreas, niños, jóvenes y personas mayores juegan fútbol, o aprovechan los juegos infantiles o simplemente disfrutan de la recreación pasiva en medio de los senderos rodeados de naturaleza.
Como carencias, sus habitantes señalan el mal estado de las vías de acceso y el desempleo que, paradójicamente, afecta más a quienes son profesionales o han estudiado alguna técnica.
En los últimos años, además, han sentido como amenaza el proyecto del Municipio de construir un depósito de buses en el sector. Unidos con conjuntos residenciales vecinos, elevaron una acción popular para impedir su construcción por considerarla inconveniente. “Uno de los perjuicios es que cerca de 30 de las casas de El Garabato serían colindantes del depósito de buses y se afectarían porque son construcciones muy viejas.” Después de estas manifestaciones de incomodidad, la Alcaldía no ha vuelto a insistir en la ejecución de este proyecto.