Por Camila Vásquez
Este martes, 4 de agosto, Medellín Cultural celebró 40 años de existencia, lo que significa 40 años de promoción cultural, de conciertos, de momentos de artes escénicas inolvidables, de ingenio económico.
Desde 1987, año en que se inauguró el Teatro Metropolitano con un concierto de la Orquesta Sinfónica de Antioquia, por sus puertas han pasado 3.866.825 espectadores para deleitarse con 4.936 eventos. Medellín Cultural, dueña del Teatro, ha gestionado 894 espectáculos con una asistencia de 733.290 personas.
El abanico de presentaciones no deja de sorprender: Martha Graham, Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara, Ballet de Murcia con Merche Esmeralda, Ballet Folclórico de México, Ballet de Kiev, Marcel Marceau, Teatro Negro de Praga, Compañía de Ópera de Pekín, Orquesta de Cámara de Moscú, Mahler Chamber Orchestra, Valeriano Lanchas, Orquesta de Cámara de Berlín y Chucho Valdés.
También se han presentado Gonzalo Rubalcaba, Michael Camilo, Richie Ray, Miguel Bosé, Fito Páez, Armando Manzanero y Tania Libertad, Andrés Cepeda, Bajo Fondo Tango Club, Omara Portuondo, Sonora Ponceña, Raphael, Paloma San Basilio, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Facundo Cabral, Mercedes Sosa…
“Es una entidad privada que ha logrado, a través de un proceso tortuoso, pero exitoso, darle a la ciudad ese teatro y esa programación que son un referente cultural”, así los resume Germán Jaramillo Olano, presidente de la junta directiva.
Ricardo Uribe, director del Metropolitano entre 1992 y 1994, y miembro honorario de junta, mira el recorrido de Medellín Cultural y puede ver los resultados del largo camino: “Los patrocinios han sido difíciles pero la industria se ha dado cuenta de que es una buena inversión y la asistencia ha mejorado notablemente. Cada vez podemos tener muchísima más selección de artistas a traer, artistas muy buenos”.
La historia: una suma de voluntades
El sueño empezó con la demolición de los teatros Bolívar y Junín, que dejó, para la década de los 70, un vacío en la oferta de escenarios. Anticipando la celebración del tricentenario de la ciudad, Jaime Duque, José María Acevedo y un puñado de empresarios y filántropos aprovecharon la oportunidad para que las empresas privadas le regalaran a la ciudad un gran centro cultural de alta calidad.
La fórmula para vincular la empresa privada y obtener recursos fue mediante la donación de las cédulas que las empresas tenían que suscribir con el Banco Central Hipotecario. Para la fecha, estos documentos no podían negociarse, así que la manera de lograrlo sería a través de una ley de la República que permitiera hacer la donación. La Ley 84 de 1975 dio vía libre a los recursos.
El nuevo reto ahora era definir quién se encargaría de la gestión del teatro. El 4 de agosto de 1975 los empresarios José María Acevedo, Sergio Mejía E., Fernando Mora, Jaime Olarte, Vicente Uribe, Darío Moreno, Alberto Ospina, Gabriel Fernández, Juan Gómez M., Rafael Vega, José Gutiérrez Gómez, Fabio Echeverri, Iván Correa, William Jaramillo, Alfonso Mora de la Hoz, Federico Moreno y el alcalde Fernando Uribe Senior conformaron Medellín Cultural. Esta entidad se dedicó, a la par de gestar la construcción del teatro, a organizar conciertos y recitales, principalmente bajo la instrucción de Rafael Vega Bustamante.
La financiación, siempre la financiación
Durante los primeros seis meses de recolección de recursos, Medellín Cultural obtuvo 213 millones. Con 70 millones compraron el lote de 19.000 metros cuadrados en 1977. Tres años más tarde empezaba la construcción con diseños del arquitecto Óscar Mesa.
Pero justo antes de finalizar tan ambicioso proyecto, se acabó el dinero. Los 400 millones que faltaban fueron gestionados por José Gutiérrez Gómez ante el Banco de la República. Tras su muerte, el teatro fue nombrado en su memoria.
Visión de futuro cultural
¿Qué garantiza el futuro del Teatro Metropolitano y de Medellín Cultural? Su trabajo de calidad y el apoyo del público y de la industria. Según Germán Jaramillo, otro de los factores del éxito ha sido que cada año traen “a alguien muy importante en el panorama mundial. Les damos un trato tan especial a los artistas que ellos mismos quieren regresar y hacen que otros artistas quieran venir”.
Trabajo es lo que queda por hacer y ganas nunca sobrarán. Jaramillo revela que el nuevo reto es ampliar el teatro. “Tener una segunda sala, para conciertos de música de cámara, conferencias cine, para unas 500 personas, y salas para exposiciones”.