El encanto de la nueva calle 10

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Hoy es más que zona de transacciones comerciales y rumba, más que tráfico y tacos, más que el camino al metro. Es arte a cielo abierto. Y, para más gracia, producto de una construcción colectiva.

Una “explosión de color y arte”, para tomar las palabras de Miguel Ayala, director de la Fundación Pintuco, le trajo el cambio de año a la calle 10. Después de las vacaciones, el alto tráfico regresa a este corredor estratégico y se encuentra, para mitigar la espera en los tacos habituales y el bus y acompañar la caminata al metro o la movida comercial, las obras de unos 120 artistas plasmadas en 42 murales de mediano y gran formato y en cortinas metálicas de 60 locales.

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El recorrido comprende 1.5 kilómetros desde la glorieta de Las Vegas hasta el hotel Selina, que se sumó a la idea de transformar con arte su fachada de ladrillo expuesto. El Éxito, el hotel Alameda de la 10, Mundo Farma, Jardín Latino y su Chachachá Merecumbé, Dent Master, Dix Hotel, Musical Cedar, la escuela Guillermo Echavarría o el mono aullador de The Charlee, pionero en 2014, entre otros, ofrecen el nuevo paisaje de Caminemos la 10.

Este proyecto genera un buen ambiente para nuevos desarrollos: en la misma 10, con los locales que no se sumaron, en la 10A, en otros corredores de la ciudad. Valió $2.900 millones, aportados entre la Alcaldía y propietarios de los predios vecinos.

Cuando cae la noche, el comercio baja sus cortinas metálicas y queda expuesta una expresión artística “con un diseño interesante, bonito y bueno para el sector”, celebra Cristina Zambrano, directora de la Alianza Público Privada de Medellín. “El trabajo, intenso, gratificante, responde a los principios de la Fundación, de transformar espacios para detonar un comportamiento diferente. Encontramos un entorno de caos y desarrollamos un proceso de conversación y de trabajo con la comunidad y al final un nuevo sentido de protección de este corredor estratégico” se suma en la emoción Miguel Ayala, de la Fundación Pintuco.

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Se estima que solo entre peatones, la 10 mueve unos 45.000 usuarios por día. Caminando en subida se ven unas obras, de bajada se revelan otras y desde el tráfico vehicular el ángulo cambia. La transformación merece no solo que se sumen más predios sino el diseño de fichas técnicas que les den contexto a los espectadores. Como hecho negativo, ya se hace visible la reaparición de los tagueadores y sus marcas de aerosol, que afectaron la obra del edificio Plaza de El Poblado: conquistas de interés particular con sabor a nada.

Pero tachones al margen, levante la vista, róbele segundos preciosos a la mirada obligada al semáforo y al bómper del carro de adelante y regálese un rato de arte y las reflexiones que este genera. Su llegada a destino será más grata, gracias a un proyecto de construcción colectiva que supo establecer acuerdos ganadores entre la empresa privada, el Municipio, los artistas y la comunidad vecina.

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