El doctor Iván Darío Vélez, director del Pecet, busca recursos para ampliar el insectario y crecer la muestra de la investigación
Por Daniel Palacio Tamayo
Un ejército de mosquitos fue liberado en mayo de 2015 en el barrio París, de Bello. En ese momento en la ciudad no se escuchaba en cada conversación de esquina o de oficina el miedo por la picadura del mosquito Aedes Aegypti. Tres años antes de esa liberación, investigadores del Programa de estudio y control de enfermedades tropicales (Pecet), liderados por el doctor Iván Darío Vélez, trabajaban en silencio en el laboratorio de la Universidad de Antioquia para reducir los índices de dengue.
“Cuando empezamos no se sospechaba que el Zica pudiera llegar a América, ni siquiera el Chikunguña”, asegura el doctor Vélez mientras pule su propuesta de ampliación de la muestra, para discutirla con las autoridades de salud del Departamento, y buscar estrategias ante la inminente expansión del virus que tiene en alerta al mundo por las consecuencias que puede tener en el desarrollo de trastornos neurológicos y malformaciones congénitas.
Los primeros brotes del Zica se conocieron en América (Brasil y Colombia en 2015). El director del Pecet recuerda que “apenas llegaron el Chikunguña y el Zica se hizo una prueba para determinar si la bacteria Wolbachia servía para combatirlos a todos” y en efecto se detectó que los mosquitos que tuvieran esta bacteria, perdían la capacidad de transmitir no sólo el Dengue sino también estos virus.
En París, un barrio de casas apretujadas y calles empinadas, el grupo de investigadores encontró más de 50 mil personas que dieron el visto bueno para liberar el ejército de insectos contagiados con la bacteria Wolbachia, encargada de inhibir al vector, de trasmitir el virus. Cada uno de los mosquitos liberados tenía como fin aparearse con los mosquitos locales para transmitirles la bacteria.
En las 21 semanas que tardó la reproducción del vector en el barrio París, se creció la epidemia que llevó a la OMS a declarar las consecuencias de esta, como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Una vez finalizada la investigación, se detectó que el 80% de los nuevos vectores capturados en la zona donde fueron liberados, no tenían la capacidad de transmitir los virus.
Todo un éxito para los investigadores antioqueños, quienes encontraron en este ejército de mosquitos una alternativa para evitar la propagación, pues según explica Vélez, en el mundo se ha demostrado que las fumigaciones perdieron su efectividad, porque el Aedes Aegypti desarrolló resistencia.