Dos expertos en preparación deportiva física y mental comparten sus recomendaciones para esta época donde las rutinas cambian de forma abrupta.
Por Sebastián Aguirre Eastman
La mente y el cuerpo no se engañan: ambos identifican, de manera consciente o no, que llegó diciembre con sus excesos alimenticios, sus parrandas, sus viajes. Ante eso pocos se pueden oponer, entre ellos quienes con juicio llevan sus rutinas deportivas semana a semana, les hacen el quite a las trasnochadas y madrugan cualquier día, hasta fines de semana, con estricto cumplimiento e intensidad en su preparación física y hasta en sus hábitos nutricionales.
Pero hasta a ellos la mente se encarga de enviarles el mensaje de que la rutina variará en esta época, señala el neurotrainer Fabio Ospina Zuleta. Esta situación plantea la duda de qué es más conveniente en vacaciones: parar toda su actividad física -más si hay un viaje programado fuera de la ciudad-, regular su intensidad o mantenerla tal y como se ha hecho en el transcurso del año.
El preparador físico William Villa, quien trabajó con equipos profesionales de fútbol por más de dos décadas, comenta que todas las personas necesitamos descansar. El cuerpo humano así lo requiere. En todo caso, ese descanso debe ser activo si la persona hace deporte con mucha frecuencia.
“Si entrena cuatro o cinco veces por semana, bajando la intensidad a dos días no perderá su estado de forma”, señala Villa.
Algunas de las recomendaciones son las siguientes:
Si es un paseo sano (sin licor ni trasnocho), se sugiere hacer actividad física bien temprano en la mañana. En lugares cálidos se puede salir a caminar o a trotar (por la playa) o nadar un rato. Si es en zonas frías, acudir a las caminadoras, elípticas o bicicletas estáticas en el gimnasio y no sobrepasarse con las cargas en pesas, o buscar parques o espacios abiertos cercanos donde se pueda trotar o caminar.
En el caso contrario -es decir en un paseo con muchas fiestas y trasnochos-, el preparador físico no recomienda hacer actividad física, pues es peligroso exigirse con la resaca viva. Lo prudente es esperar a que el cuerpo se recupere para entrenarse.
Villa dice que no hay por qué reprimirse de comer de todo lo que a la persona le plazca, aunque obviamente sin caer en excesos.
Por último, como cualquier deportista activo, al regreso de las vacaciones el entrenamiento no se debe hacer con la misma intensidad con la que finalizó el año, y en cambio esta se debe ir subiendo en las cargas de forma gradual. Una especie de pretemporada de veinte días antes de volver al ritmo tradicional es recomendable.
Hacer cosas diferentes ayuda a aclarar la mente
El neurotrainer Fabio Ospina Zuleta es claro en que la intensidad debe disminuir, pero no se debe cortar la continuidad.
La mente, como cualquier músculo, tiene que estar en permanente actividad para que se refuercen sus circuitos neuronales, y al hacer actividades diferentes, de paso, ayudará a crear nuevos circuitos.
Entonces, Fabio plantea que practicar otro deporte distinto puede ayudar a sacar la mente de su zona de confort, “de ese molde que forma una rutina preestablecida de entrenamiento”.
De este modo, al crear nuevos circuitos neuronales, la persona va a fortalecer su concentración para mejorar en aspectos técnicos de su deporte, en mantener una correcta higiene del sueño y hábitos alimenticios adecuados para volver de vacaciones más fuerte.