Milla de Oro
Por Catalina Peláez
En 2006, por iniciativa de la corporación cívica Corpoblado, se habló de convertir la denominada Milla de Oro de El Poblado en distrito financiero. Este modelo, conocido como Business Improvement District (BID), se implementaría entre el Parque La Presidenta y la loma de Los Balsos. La pretensión era, mediante una alianza público privada, mejorar el entorno físico, la seguridad y la movilidad para potenciar las actividades del sector, donde hoy están asentadas la mayor parte de las oficinas de las grandes empresas de la ciudad. La propuesta consideraba, además, implementar obras como el mejoramiento de andenes, iluminación, basureras, asientos, ornato y áreas verdes, y adelantar, planes complementarios de seguridad como vigilancia privada especial para la zona. Luego de ciertos encuentros entre la municipalidad, líderes sociales y empresarios de la zona, y de algunos debates en el Concejo de Medellín, la propuesta no tuvo mayor impulso y quedó en eso, una propuesta.
Revive
Para el Comité de Valorización de El Poblado, la figura revive en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, aunque no con el mismo nombre, pero sí, a su juicio, con una intencionalidad que va más allá de buscar mejorar el entorno físico, la seguridad y la movilidad de la Milla de Oro. “En más de 620 artículos no se encuentra mención específica al Distrito Financiero en la Milla de Oro, pero su implementación se puede colegir en numerosos puntos tratados en su articulado. Por ejemplo, en los artículos que versan sobre áreas de intervención estratégica (artículo 61 y artículos siguientes), reglamentaciones específicas sobre macro proyectos (artículo 94 y artículos siguientes), sistema de centralidades (artículo 211 y artículos siguientes), en tratamientos urbanos (artículo 231 y artículos siguientes), tratamientos de renovación urbana (artículo 236 y artículos siguientes), en zonificación y categorías de uso del suelo (artículo 242 y artículos siguientes), definición y criterios para las áreas y corredores de alta mixtura (artículo 245 artículos siguientes), redistribución de densidades en los macroproyectos (artículo 287 y artículos siguientes), aprovechamientos y la intensidad de usos (artículo 297 y artículos siguientes), entre otros artículos”, explica Stella Salazar, arquitecta y urbanista, especialista en planeación y ordenamiento territorial e integrante del Comité de Valorización de El Poblado.
Si bien la figura de distrito financiero no se asume en el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, por ser una estrategia de gestión de ordenamiento económico, sí queda claro que en el nuevo POT la Milla de Oro se define como una área de centralidad. “El Plan de Ordenamiento Territorial, a través de lo que es su estructura, define, fortalece y promueve áreas de centralidad tan potentes como es el caso de la Milla de Oro, y por lo tanto en toda la estructura normativa y en todas las estrategias que desarrollará,(…) de modo que el futuro de ciudad de este sector es absolutamente promisorio”, comenta Jorge Pérez, director del Departamento Administrativo de Planeación.
El negocio
Un futuro promisorio ve la municipalidad en el sector comercial, empresarial y financiero en la Milla de Oro, pero lo mismo no piensan quienes habitan cerca a ella y quienes comienzan a sentir pasos de animal grande. Este es el “hilo conductor”: la implementación del nuevo POT implica un cambio en el modelo de construcción, que desde ahora le apunta a densificar las zonas planas de la ciudad, por ende las tierras ubicadas en estas se convierten en el manjar de los constructores. Los habitantes de urbanizaciones como Guadalajara, El Remanso, Aries, entre otros, de tiempo atrás, incluso desde antes de la aprobación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, veían cómo los lotes de sus urbanizaciones ya estaban en la mira de los constructores. Estos lotes con edificios construidos desde hace 30 años, ubicados a un costado de la Milla de Oro, en zona plana, que no superan los cinco pisos de altura y que ahora por el nuevo POT quedaron dentro de una centralidad, han pasado a ser, en algunos casos, los más apetecidos. ¿Pero, en qué consiste el negocio para el sector de la construcción? Al no poder construir en ladera, las constructoras optarían por comprar predios ocupados, con potencial para construir, para ser demolidos y así levantar torres nuevas con una mayor densificación.
Casos concretos
“Hace dos años se presentaron unos constructores que querían comprar Guadalajara, tumbar los edificios y construir una nueva torre. A los habitantes les ofrecían pagarles una buena suma de dinero por sus apartamentos. En este edificio la mayoría de los habitantes son personas muy adultas, que no quieren salir de allí, entonces dijeron que no”, comenta María Elena Velásquez, administradora del Conjunto Residencial Guadalajara.
Conjunto Residencial Guadalajara
Urbanización El Remanso
Otro caso es el de la urbanización El Remanso, ubicada entre la carrera 43 C y la Avenida Las Vegas. “Me llamó alguien que tiene una casa en Arboleda de San Lucas, y me contó que había unos constructores interesados en comprar las casas y que tal vez a los habitantes de El Remanso también podría interesarles vender. La unidad tiene alrededor de 35.000 mil metros cuadrados, entonces la idea de esos constructores era demoler para hacer unas torres de apartamentos de mayor altura y una zona comercial. Al final no hubo acuerdo entre los residentes y no se llegó a nada con los constructores”, dice un habitante de esta urbanización quien pidió no ser identificado.
Edificio Aries
Urbanización El Futuro
Gloria Gaviria, integrante del Comité de Valorización de El Poblado, cuenta que tiene conocimiento que por el edifico Aries, ubicado en carrera 43 B #1 A Sur – 15, hubo ofrecimiento de compra por parte de una empresa constructora, y hace la siguiente observación: “Vamos a suponer qué podría suceder con Aries. El edificio, conformado por 12 apartamentos, lo tumban y construyen otro de 20 pisos; en el caso más favorable construyen dos apartamentos por piso: serían en total 40 apartamentos. Entonces, si actualmente la Administración Municipal recibe impuesto predial de 12 viviendas, al final terminaría recibiendo predial de 40, y ojo, impuesto predial estrato seis”. Aunque los habitantes de esas urbanizaciones ubicadas en la zona plana no han decidido salir de sus propiedades, en un futuro próximo, cuando seguramente tengan que comenzar a asumir un mayor impuesto predial, sumado al cobro de valorización, probablemente se verán obligados a vender y es ahí donde se abrirían nuevas puertas de negocios para el sector constructor. “Las ciudades se tienen que transformar pero no se puede hacer borrando la huella; volver esto la ganancia rápida del sector inmobiliario y del sector financiero a costa de la comunidad. La gente siente impaciencia y tristeza de ver que a ellos, que tenían una vivienda donde esperaban concluir su vida, hoy les están llegando a decir que les van a comprar y que se van a beneficiar”, concluye Stella Salazar.