De la misma manera en como aumenta el consumo en el mundo, aumenta la preocupación por la calidad y bienestar del planeta.
Por: Agenda del Mar
La sobre explotación de los recursos naturales como materia prima para la fabricación de productos y servicios deja un impacto negativo en el medio ambiente ya sea por los procesos de producción, insumos tóxicos utilizados o los residuos que genera.
Desde 1992, con la realización de la Cumbre Mundial de Medio Ambiente, se determinó que una de las principales causas del deterioro ambiental se debe al aumento del consumo y la demanda insostenible de recursos para la producción de estos.
La huella ecológica en la actualidad excede el 30% de la capacidad de regeneración del planeta, es decir, en el 2035 necesitaremos el equivalente de dos planetas para mantener el estilo de vida que hasta ahora llevamos.
Es por esto que se han creado diferentes mecanismos para cambiar los hábitos de producción y consumo que se presentan en el país. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial presentó la Política de Producción y Consumo Sostenible en junio de 2010, la cual tiene como objetivo trabajar con todos los involucrados en el proceso para contribuir con la sostenibilidad ambiental.
Debido a las mediciones de impacto realizadas acerca de la huella del hombre en el planeta, han surgido diversas formas de denominar las acciones que debemos emprender para ser consumidores responsables. Una de ellas es hablar de las siete erres del consumidor verde: reflexionar, rechazar, reducir, reutilizar, reciclar, redistribuir y reclamar, acciones que contribuyen a conservar la vida en la Tierra.
Los consumidores ecológicos reflexivos reconocen a todos los seres vivos como parte integrante, activa e indispensable de un todo, por esta razón eligen los bienes y servicios que están comprometidos con el medio ambiente.
Rechazan los productos no reciclables, no biodegradables o tóxicos, que tienen gran impacto ambiental y los reemplazan por otros que tienen más compromiso con el medio ambiente. Para esto la información de las etiquetas de los productos ayuda a definir si lo rechazan o no.
El consumidor pude reducir el impacto ambiental de diferentes maneras sin necesidad de dejar de consumir. Por ejemplo, analizar si en necesario adquirir el producto, evitar aquellos con empaques excesivos, reducir el consumo de agua y energía. Todo esto genera menos bienes, menos gastos, menos explotación de los recursos naturales y menos contaminación y residuos.
Reutiliza, es decir, extiende la vida útil de los bienes, contribuyendo al ahorro doméstico y a la disminución del impacto medio ambiental. La reutilización es posible de muchas maneras, como el uso de bolsas de tela para las compras, las pilas recargables, utilización de las hojas por ambos lados, intercambiar libros, discos, ropa, etc.
Separar los residuos para luego reciclarlos es una labor que trae muchos beneficios medioambientales, se puede reutilizar el material inorgánico y reducir la cantidad de residuos en los basureros.
El desequilibrio de consumo entre los países ricos y pobres no sólo es un factor que afecta a los habitantes, sino al medio ambiente. La huella ecológica de la humanidad ha aumentado en los últimos 40 años, es decir, el consumo actual se basa en la utilización de los recursos de otros territorios o de generaciones futuras. Por esta razón es necesario redistribuir el consumo de una manera equitativa y reducir el impacto de la huella ecológica.
Los consumidores tienen el derecho y el deber de tener una participación activa en las actividades que influyen en su vida cotidiana. La ley ampara la posibilidad de reclamar y exigir acciones que contribuyan al mejoramiento del medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos.