Llegamos hasta aquí al final de una mañana de octubre. Después de cruzar la entrada principal y caminar un poco, nos sentamos en una sala cómoda. Al lado hay fotografías sobre una pared blanca, y está la mujer que lidera esta conversación: Catalina Guzmán, su rectora, quien habla con una alegría serena sobre los cambios que vienen para este colegio que ha aportado a la historia de Medellín durante sus siete décadas.
En este lugar de jardines, árboles enormes y salones cómodos, hay mil estudiantes. En la tradición local, ha sido reconocido como un lugar de formación para mujeres. Muy pronto esto cambiará y los niños también serán parte de su comunidad. Con el tono suave de su voz y calma, explica que este cambio ha sido un proceso de varios años, en el que ha sido consultada la comunidad educativa y en el que se respetará también el deseo de quienes siempre quisieron un colegio exclusivo para niñas, ya que el cambio se hará paulatino: comenzará inicialmente en el grado Maternal e irá llegando a las demás secciones con el paso del tiempo. “Estamos felices de poder formar a los niños también y de aportar a que ellos sean buenos seres humanos e impactar positivamente el mundo que tenemos”, dice.
“Aquí no recibimos solo a un estudiante: recibimos a la familia completa” Catalina Guzmán Urrea, rectora del Colegio Marymount Medellín.
Durante la conversación hay palabras que se repiten: ética y formación. Y una frase: buenos seres humanos. Catalina Guzmán explica que esta es la prioridad, junto a la felicidad lograda de sus estudiantes. “Nos interesa que al salir de aquí tengan habilidades aprendidas, más que datos”. Para lograrlo, la metodología se enfoca en la evaluación holística, la adquisición de las habilidades del siglo XXI y el desarrollo de habilidades socioemocionales. “Nuestro colegio da respuestas a los desafíos actuales y logra que sus estudiantes tengan impacto en el contexto mientras son felices en ese proceso”, agrega.
Un colegio atemporal, espiritual y verde
Al hablar de desafíos actuales y de las situaciones a las que se enfrentan las familias, Catalina Guzmán cuenta que acompañan a las familias de forma permanente con información oportuna, verificada y expertos. Además de eso, la base espiritual es fundamental para todos. Se parte de una formación católica y aquí también caben aquellas familias que tienen creencias diferentes o que no tienen una particular. Guiados por el respeto de la voluntad propia, ofrecen opciones múltiples de eventos y actividades extracurriculares a sus estudiantes.
Para que puedan escoger y tener un punto de referencia. Todo sucede en sus más de 50 mil metros cuadrados, que son un pulmón verde en medio de la ciudad. “Estamos en una ubicación privilegiada, con vías de acceso para las familias que viven en Medellín estén muy cerca, y también para que las familias de Oriente lleguen con facilidad. Nuestra prioridad es que la familia completa esté feliz, y estar aquí nos ayuda a lograrlo”.
Con el mundo
El currículo es homologado con el de la Universidad de Cambridge y, por esta razón, cumple con estándares internacionales. Los estudiantes que alcancen los requisitos de esta universidad reciben el diploma de bachiller académico y el certificado internacional de bachiller. Esto les permitirá aplicar a universidades colombianas e internacionales y tener más facilidades para aplicar a becas fuera de Colombia. La acreditación internacional fue otorgada por Council of International Schools (CIS) y New England Association of Schools and Colleges (NEASC).