El frío y la bruma de la mañana se han ido y por las ventanas de los salones entra el sol, con generosidad, para iluminar y dar calidez. En ellos, los estudiantes caminan, hacen preguntas y buscan soluciones. Afuera, varios niños y niñas juegan junto a sus profesores. Sin importar la edad, el lugar donde vivan o la historia individual, aquí se siente tranquilidad.
Detrás de esa sensación, que puede ser difícil de encontrar en otros espacios, hay una historia que empezó hace diez años, con el sueño de expandir la pedagogía y filosofía del Instituto Jorge Robledo al Oriente antioqueño.

El colegio cuenta con un enfoque Reggio Emilia, el cual promueve la exploración, la autonomía y el aprendizaje colaborativo, permitiendo que los estudiantes sean protagonistas activos de su educación, de la mano de los docentes.
Como colegio hermano del prestigioso Instituto Jorge Robledo, de Medellín, que cuenta con más de 75 años de historia, ha sabido construir un modelo pedagógico que combina el aprendizaje académico con el desarrollo personal y social de sus estudiantes. Por eso, desde su creación, ha formado estudiantes curiosos, competentes y críticos, capaces de desarrollar proyectos con autonomía.
Un sueño cumplido y que evoluciona
La apertura y afianzamiento del Colegio Jorge Robledo, en el Oriente antioqueño, es un sueño cumplido de su junta directiva y, además, una respuesta a las necesidades de tantas familias que llegaron desde Medellín y desean que sus hijos reciban la mejor educación. Actualmente funciona como un colegio de calendario B, laico, mixto y con bilingüismo nacional (aprendizaje de inglés, sin perder arraigo por la lengua local).
“El Colegio Jorge Robledo ha ido creciendo con el tiempo; el próximo año tendremos nuestra primera promoción de bachilleres y fuimos aprobados como institución bilingüe nacional”, cuenta con emoción la rectora Carolina Jiménez Lalinde, egresada del Instituto Jorge Robledo y quien ha hecho carrera como docente y administrativa en ambas instituciones.
Los llamados valores Robledistas, como la libertad, responsabilidad, autonomía, respeto y solidaridad, son fundamentales en los espacios académicos y en la rutina diaria del colegio. Y cobran vida en cada salón ya que los estudiantes se apropian de ellos para avanzar y lo demuestran dentro y fuera de las clases.Cada año, desarrollan proyectos escolares basados en una temática diferente, según su grado (por ejemplo, las telecomunicaciones, el espacio, los dinosaurios, entre otros). A lo largo del ciclo escolar, profundizan en el tema mediante investigaciones, actividades prácticas y presentaciones, lo que les permite adquirir conocimientos de forma dinámica y significativa.

Desde su fundación, el colegio ha apostado por una infraestructura en constante evolución, rodeada de un entorno natural privilegiado. Sus zonas verdes, granja y vivero dan a los estudiantes la oportunidad de conectarse con el medioambiente.
La educación integral de este colegio busca formar al estudiante como un ser humano completo y por eso le ofrece actividades extraclase en áreas como deportes, artes, ciencias, robótica o el Club de Debates. A partir de este mes de marzo, tendrá nuevamente el servicio de transporte escolar y esto es un motivo más de celebración. Mientras crecen y se alistan para tener su primera promoción de egresados, en el 2026, manifiestan su alegría por lo logrado: “Estamos emocionados por lo que viene y por seguir dejando huella en la educación del Oriente antioqueño”.
Infraestructura que evoluciona
En este momento avanza la construcción de un nuevo edificio para el Bachillerato, que permitirá destinar la primera torre para los alumnos de Primaria. Entre ambos edificios habrá un auditorio, una cafetería y estará el área administrativa. La intervención arquitectónica incluye la siembra de nuevas especies vegetales, con el fin de preservar el ambiente campestre de la sede.