A partir de esta edición, realizamos un recorrido por algunos sectores de El Poblado. Distintos y de estratos variados, intentan sobrevivir a las obras y proyectos nuevos. En esta primera entrega: El Chispero.
Al atravesar la carrera 34, frente al Mall La Visitación, comienza otro barrio, otra vida, otro mundo. Por una calle estrecha y en bajada se llega a un lugar que no se parece en nada a las urbanizaciones nuevas de pisos altos, nombres en otros idiomas o que parecen honrar otros países o lugares lejanos. Aquí se ven casas construidas con gustos particulares, jardines cuidados; a veces no se ve la dirección escrita sobre la fachada. Sin embargo “todos llegan aquí”, dicen los vecinos. Ventas de disfraces, de ron, una peluquería y una tienda conviven en una tranquilidad perceptible, en unos cuantos metros. En este lugar trabaja Javier Uribe, un hombre que llegó hasta la casa actual hace más de 20 años y cuya familia ha vivido ahí desde hace varias décadas.
Cuenta que en el 2001 se convirtió en pensionado, y a partir de ahí decidió dedicarse a la tienda: “Lo que más vendo son gaseosas y mecato. Mi felicidad es ayudar y por eso me gusta este negocio”, dice. Explica que muchos de los habitantes actuales llegaron hasta aquí por tradición familiar: “Muchas de estas casas se construyeron sobre terrenos que se heredaron hace aproximadamente 300 años. Hasta aquí llegaron descendientes de la familia González”.
Al igual que sucedió en otros lugares de El Poblado, cuenta la historia que este lugar estaba compuesto de fincas que se dividieron entre familias. En un libro titulado “Medellín en la memoria de Ricardo Olano” (líder local), publicado por el Instituto Tecnológico Metropolitano, en el 2006, queda claro que, entre el año 1937 y 1938, el Banco Hipotecario construyó un lote de casas para sus empleados, muy cerca de la actual calle 10.
200 años
200 años de tradición tiene El Chispero, según fuentes consultadas por Vivian del Pilar Torres Castrillón para su trabajo “Urbanismo de Exclusión desde las estrategias públicas y privadas en los barrios de estratos 1,2, y 3, en Medellín, entre 1980 y el 2016”
La parroquia de El Poblado cedió un lote al municipio para comunicar la plaza con el barrio nuevo. A partir de ahí y hacia arriba, las tierras se distribuyeron entre familias; así pasó en El Chispero.
“Terrenos legales” y la intención de quedarse
Jorge Uribe manifiesta su deseo de quedarse en este sitio, y al igual que él piensan muchos vecinos. Se conocen y se ayudan. Y agrega que para muchos es complejo mantener su intención de vivir aquí, ante las ofertas de constructores que desean comprar sus viviendas. “Actualmente están construyendo un centro comercial (que probablemente se llamará La Inferior) en esta esquina (dice mientras señala un costado de la calle, cercano a su tienda). “Sería más fácil para ellos si yo vendo mi casa o la que está al lado. Pero no pensamos hacerlo. Primero, con el dinero que nos dan no podremos vivir en este sector y asumir los costos. Además, nuestras casas tienen un valor sentimental. Nos gusta el barrio y aquí han vivido integrantes de nuestra familia desde hace décadas”.
“Mi esposa y yo queremos quedarnos en el barrio. Es tranquilo, conocemos a los vecinos y estamos cerca de muchos lugares”,
Agrega que, actualmente, algunos de los propietarios ancestrales alquilaron sus casas a personas que han llegado de otros barrios o países como Venezuela. “Ha venido gente buena”. En el caso de Venezuela, Jorge Uribe manifiesta que muchos de ellos venden dulces y mercancía en las calles. Luego consiguen sus documentos, trabajan en otros oficios o ejercen su profesión. Y aclara que aunque toda la zona se conoce como “El Chispero”, en las últimas décadas se ha hecho una división que incluye sectores como San Judas, La Manga, Altos de la Sede, El Morro y la Olla, lugar donde vive.
Una junta de acción comunal “interesada en todo”
Juan Luis González es el secretario de la Junta de Acción Comunal que se encarga de este barrio. Trabaja en una miscelánea a la que muchos denominan como “El huequito”, para recordar al conocido sector comercial del centro donde es posible encontrar objetos variados. Cuenta que los habitantes de este sector sienten la presión de desocupar o vender sus casas, ante la ampliación de la calzada de la 34 y otras construcciones. “Sabemos que podrían desaparecer varias casas por las obras. Todas las vías que construyen las hacen a través de casas como las nuestras, en las que vivimos personas de recursos bajos, con una capacidad adquisitiva no muy alta”.
Confirma que muchos de los habitantes comparten los apellidos Gaviria o González de los pobladores iniciales. Entre los proyectos de la Acción Comunal menciona las reuniones que han hecho con la gente de Fonvalmed para tratar el tema de las obras y evitar que muchos deban irse. Explica que se encargan de un acueducto del que se benefician 200 familias. La Junta de Acción Comunal está dividida en un comité de Derechos Humanos, otro de obras, y uno de salud que se encarga de ayudar a las personas mayores. Con la Casa de la Cultura cercana ofrecen clases de baile, y junto al Inder realizan actividades en la placa deportiva.
2015
fue el año en que empezó el proceso de licitación para la ampliación de la carrera 34, que generó cambios en El Chispero y provocó la reubicación de 29 familias.
Juan Luis González agrega que con el colectivo “Pincelazos” realizan actividades artísticas para los niños. En general, considera que van bien y se interesan por ayudar a todos. Entre las problemáticas destacadas menciona el aumento de la población en el sector de La Olla y la ampliación de las vías. Esto último lo ve como una “amenaza”, porque implica “comprar casas de personas de estratos bajos que no desean irse de este lugar”.
Fuerza comunitaria
La Junta de Acción Comunal Los González que trabaja por El Chispero está integrada por 84 personas. En noviembre rendirán cuentas a la comunidad sobre su trabajo. En El Poblado hay actualmente 9 juntas de acción comunal y entre sus funciones está velar por los intereses de las personas y servir de enlace entre ellas y los diferentes organismos gubernamentales. Además de defender la voluntad de los vecinos de conservar sus casas, los integrantes de esta junta piden a las autoridades tener en cuenta a los peatones, en las obras construidas.