La universidad antioqueña lidera el capítulo latinoamericano del Centro Internacional de Transferencia de Tecnología para la Reducción de la Demanda de Drogas (ITTC, por sus siglas en inglés). Un logro que significa presupuesto y acompañamiento del gobierno de los Estados Unidos.
Por primera vez, cuando se hable de Colombia y drogas la relación no será como país productor y causante de una ola de adicciones sino, por el contrario, del país donde se buscan soluciones al problema del consumo y la gravedad en la afección en la salud mental de quienes pierden todo rumbo por culpa de los estupefacientes.
Esta buena noticia se debe a que la Universidad CES fue elegida, luego de un proceso de selección, como parte del Centro Internacional de Transferencia de Tecnología para la Reducción de la Demanda de Drogas (ITTC, por sus siglas en inglés), desde el que, además de plantear una estrategia para disminuir el consumo de drogas, se presentará la política pública en la materia para Colombia.
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La elección del CES para ser parte del ITTC no es gratuita. “La Universidad tiene una larga trayectoria en el diseño de programas de prevención, tratamiento y rehabilitación en salud mental y drogadicción”, explica el doctor Guillermo Alonso Castaño Pérez, docente titular de Medicina y coordinador del ITTC Colombia.
“el problema no es con los cultivos, sino con el consumo”
La experiencia está bien custodiada en el Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental (Cesism), el que junto con las facultades de Enfermería, Medicina y Psicología, se encargarán del proyecto, cuya primera fase es “realizar un diagnóstico nacional sobre las iniciativas que se llevan a cabo para prevenir el consumo de drogas, evaluar a los drogodependientes y las necesidades de formación del recurso humano, entre otros aspectos”, explica el doctor Castaño.
Mirada holística
Está claro que comienza a cambiar la política de droga que los Estados Unidos tiene con Colombia, porque ya no radica en “problemas con los cultivos sino con el consumo”, dice el médico, y que por ello es importante hacer el mapeo de las necesidades y los recursos en torno a la reducción de la demanda.
Pero un aspecto bien importante es que el tratamiento que se propone es desde los estragos que causa el consumo en la salud mental de los drogodependientes y que estos no deben ser tratados como delincuentes, sino como víctimas de las drogas.
“Es uno de los más grandes logros de este trabajo, porque no se mira a Colombia como el problema sino como otro de los países que ha sufrido un crecimiento en el consumo de drogas; un asunto relevante y que viene creciendo a nivel mundial”, dice la médica epidemióloga del CES, Yessica Giraldo, al tiempo que apoya que la estrategia tenga una mirada holística.
La agenda de este proceso va hasta mitad del año, cuando, recogida toda la información, se hará la medición de resultados, cumplimiento de actividades y generación de material educativo. En julio habrá un foro sobre drogodependencia que reunirá a todos los actores y posibles avances.