Castropol es uno de los barrios de El Poblado que más ha crecido. Aunque su número de habitantes y vehículos se ha multiplicado, no sucede lo mismo con sus vías.
Al igual que otros barrios de El Poblado, la muy urbanizada Castropol de hoy fue durante buena parte del siglo 20 sitio de recreo de algunas familias. Es así como una de las haciendas de la zona era Corinto, de don Severo Velásquez, una casa vieja con una gran extensión de tierra donde solía pasar las vacaciones. Pero la finca que le dio su nombre al barrio pertenecía a la familia Echavarría, quienes la pusieron Castropol en honor a una región de Asturias, en España.
Transformación sin pausa
Como sucedió con otros sectores de El Poblado, posteriormente y de manera paulatina la zona fue urbanizándose, proceso que aún no termina. Las cifras dan cuenta de la dinámica de este crecimiento: mientras el censo del Dane de 1995 determinó que en Castropol habitaban 1.904 personas en 664 viviendas, datos suministradas por el Fonval indican que para 2009 el número de habitantes ascendió a 4.414. Es decir, un aumento superior al 150%.
No obstante, las vías de Castropol, esas que antes llegaban a las antiguas casas, hoy son estrechas e insuficientes y, por tanto, la movilidad y el acceso son uno de los principales problemas del barrio Castropol.
Precisamente para subsanar esta situación, una de las obras decretadas por la Alcaldía de Medellín para construir mediante el sistema de valorización -la prolongación de la carrera 37 A- pretende darle a Castropol un nuevo acceso desde y hacia la vía Las Palmas, con lo que de paso se pretende descongestionar la Avenida El Poblado.
Tal y como lo registró Vivir en El Poblado en su historia sobre este barrio, publicada en la edición 116 de la segunda quincena de junio de 1997, a Castropol se le conocía por esos días como el de las calles muertas pues tenía 10 vías ciegas. En los últimos años, sin embargo, este número ha disminuido pues han construido varias conexiones.
El mapa del Departamento Administrativo de Planeación de Medellín establece que Castropol se extiende entre la carrera 43 A o Avenida El Poblado y las carreras 38 y 36 (Las Palmas), y entre las calles 14 y 28. Limita con Villa Carlota, San Diego, Lalinde y La Asomadera.
De acuerdo con datos de la oficina de distribución de Vivir en El Poblado, este barrio tiene 3.186 apartamentos en 57 edificios, y 355 oficinas. Entre sus unidades residenciales más reconocidas están Providencia (la más grande), Flamingo Real, Belchite, Castropolo, Bronce, Martinica de Castropolo, Pisquines, Poblado Real, Terra Verde, Bosques del Guamal y El Encierro. Otros sitios o establecimientos que se convirtieron en referentes de Castropol son el Hotel Belfort, el edificio La Compañía, Televida, el centro empresarial Palms Avenue, el Patio Parrilla y Mexicana, entre otros.
Jaime Dereix: motor de Castropol
Uno de los personajes más destacados de este barrio es Jaime Dereix, monteriano que hace 38 años vive en El Poblado, los últimos ocho en Castropol, en la unidad residencial Providencia.
Desde entonces ha sido un líder cívico infatigable, con presencia activa en todas las reuniones y juntas que busquen mejorar las condiciones del sector y de la Comuna 14.
Como cuando llegó a Castropol no encontró ninguna organización comunitaria, fundó el primer comité cívico de la zona y la primera Junta de Acción Comunal, lo cual ha sido ejemplo para que otros residentes se motiven a participar, a opinar, a recoger firmas cuando están a favor o en contra de algún proyecto y a quejarse y a denunciar cuando sienten que se les están vulnerando sus derechos.
Además de presidir la junta directiva de la unidad residencial Providencia, es fundador de la Corporación Poblado Verde, integrante de la mesa ambiental de El Poblado y fundador del Club de la Edad Dorada de Colombia.
Para Jaime Dereix, uno de los aspectos positivos que hoy tiene Castropol es que ha mejorado la seguridad y hay más presencia frecuente de la policía, aunque reconoce que todavía falta. Lamenta que el barrio no tenga un templo y que sus residentes deban desplazarse hacia la parroquia San José, en el Parque de El Poblado, para asistir a los oficios religiosos. De ahí el que uno de sus objetivos sea lograr que se construya una capilla en el barrio.