Este lugar de la Biblioteca Pública Piloto, considerado por la Unesco como memoria del mundo, ya tiene 35 mil imágenes digitales y más de 2 millones de fotogramas físicos. Conversamos con Federico Ruíz, su gestor.
Para entrar a este sitio es necesario tener una cita. Adentro, la temperatura es más baja que lo habitual. En las estanterías se ven cajas, y alrededor de ellas hay algunas personas; a veces no hay ninguna. En este espacio silencioso todo está orientado a cuidar imágenes que han resistido el paso del tiempo y pueden ser el único recuerdo del pasado.
Aquí es posible encontrar un daguerrotipo de 1848, cámaras antiguas y libros valiosos. También existen aquí imágenes de fotógrafos como Benjamín de La Calle, Melitón Rodríguez, Rafael Mesa, Manuel Lalinde, Gabriel Carvajal, Horacio Gil, entre otros. A esto se suman otros más recientes: Juan Fernando Ospina, Pablo Guerrero y Henry Agudelo. El trabajo conjunto de todos permite entender sucesos, sorprenderse con algunos lugares o tener ideas más claras sobre el futuro. Al observar la lista de visitantes recientes se comprueba el valor de este lugar.
¿Cómo está el Archivo Fotográfico actualmente?
Es un momento importante, ya que debido a la pandemia tuvo que volverse más virtual, y buscar servir a las personas desde las herramientas tecnológicas. Si bien las visitas presenciales continuaron, su flujo disminuyó, pero ahora está volviendo a retomarse con las medidas de bioseguridad y distanciamiento, y esperando mantener ese “sistema de atención híbrido”, tanto virtual como telefónico y presencial. Si, por ejemplo, un estudiante de bachillerato busca algo, puede encontrarlo a través de la plataforma de búsqueda que está online. Si un estudiante o un grupo académico quiere visitar la Cámara de Maravillas (un sitio más vivencial), puede llamarnos o escribirnos para gestionar su ingreso. Si un investigador, un profesor o estudiante de últimos semestres o un graduado busca material para su tesis, maestría o doctorado, puede recibir orientación o agendar una cita. Buscamos que cada persona logre avanzar con su tema. Por otro lado, también avanzamos en digitalizar el servicio de venta de imágenes.
¿Cuál es el propósito del Archivo Fotográfico para este año?
Más que un sueño, diría que nuestro objetivo es seguir sirviendo a la ciudad, a las personas, a las comunidades que usan nuestros servicios. Queremos seguir dando imágenes y posibilidades creativas que les sirvan, que los inspiren, que los hagan soñar e inviten a imaginar.
En una época tan digital, ¿qué valor tienen las fotografías que allí reposan?
Todo. Pienso que atravesamos por un momento muy bacano de la historia donde más allá de la tecnología que se use, transitamos un tiempo de revaluar creencias, replantear cosas que dábamos por ciertas, que incluso considerábamos inamovibles con cierto fanatismo, y que ahora, por fortuna, estamos teniendo la capacidad de cuestionarnos de nuevo, de mirar esas imágenes (muchas de las cuales están digitalizadas y otras que pueden simplemente digitalizarse si así la gente lo requiere), para abrir la mente hacia otras direcciones, considerar otras posibilidades, imaginar otros tiempos y concebir nuevos caminos o acercamientos. Creo que está claro que más allá de si es digital o no, lo más significativo es qué ideas nuevas podemos generar al interactuar, física o virtualmente, con esas imágenes.
¿Qué le aporta el Archivo Fotográfico a una persona que viva en Medellín?
Le aporta la posibilidad de maravillarse, de asombrarse, de entender, de viajar con su mente, la posibilidad de ver el cambio y de imaginarse el pasado, presente y futuro. Le aporta la posibilidad de cambiar sus conceptos, refrescarlos y actualizarlos. Le aporta incluso las posibilidades de cambiar y crecer como persona. Quizás eso pueda sonar muy “hippie”, pero es real: las imágenes son poderosas y su capacidad de motivar y transformar es intensa. Todo esto, naturalmente, depende de tener cierta disponibilidad, ganas de asombrarse y maravillarse, ganas de abrir la mente y observar. Seguro usted se acuerda: hubo un momento en que Morfeo le dijo a Neo, en la película Matrix: ¿qué pastilla quieres? Si tomas la píldora azul, sigues como si nada, la historia termina, despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Si tomas la píldora roja, te quedas en el país de las maravillas y te enseño lo profunda que es la madriguera del conejo. Hablando del Archivo Fotográfico o de libros o cultura, no hace falta solo la pastilla. Hace falta la disposición para tomársela, y perdón por la referencia tan pop; es que ese es uno de los problemas de la cultura (y de las bibliotecas aún más), que son tan serios que a veces aburren, y no deberían ser así, porque la cultura es interesante, divertida, controvertida, inesperada, cómica. Y ni hablar de las bibliotecas, que más que “santuarios para leer en silencio” deberían ser lugares para propiciar el diálogo y la conversación sobre lo que somos, lo que nos gusta, lo que nos emociona.
Visitas
- El material del Archivo Fotográfico suele ser consultado por investigadores, creativos, educadores y estudiantes.
- Para visitarlo es posible enviar un correo electrónico a Gabriel Vanegas a la dirección: [email protected] o en el teléfono 604 460 05 90, extensión 329.
- La Cámara de las Maravillas es un espacio de la bpp donde las personas pueden tener una experiencia interactiva con las imágenes: ver el pasado, modificarlo o conocer cámaras antiguas.Para separar una cita es posible escribir a Deneiber Mesa a: [email protected]