El amparo de la comunidad

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Esa es Amparo Gaviria, una educadora que ha invertido gran parte de su vida en velar por el bienestar de los ciudadanos de esta comuna, que presenta particularidades complejas que no se viven en otras de la ciudad.
Así como su nombre puede que pase desapercibido para muchos, para otra gran cantidad, Amparo es la defensora de sus derechos frente a las decisiones que toma la Alcaldía, y allá sí que la conocen bien, porque es quien se apersona de las diferentes problemáticas y contacta a los secretarios para planificar reuniones y mesas de trabajo, logrando que las medidas se tomen de manera concertada y consiguiendo que la voz de la comunidad sea escuchada por quienes gobiernan. No es gratuito que varios funcionarios del Municipio la conozcan como “la Alcaldesa de El Poblado”.
Frases como: “¿Y Doña Amparo que piensa?”, “si están sacando a Amparo de eso es porque algo anda mal”, es lo que se escucha en ciertas reuniones en voces de la gente común, porque ella, actualmente Vicepresidente de la Junta Administradora Local, es quien acerca a los funcionarios con la comunidad, y por su incansable labor continúa siendo la líder que los habitantes necesitan para hacer discusión y construir democracia.Su base es la educación
Cuando salió del Colegio Palermo su sueño era ser profesora de primaria y por eso terminó en la Escuela Normal Anunciación, luego le ofrecieron ser directora de una escuela de secundaria, cargo que desempeñaría poco ya que su interés no pasaba por lo administrativo sino por la docencia, con los niños. Por ese motivo, se vinculó a una escuela pública en el barrio Campo Valdés, donde dio clases de español y sociales en primaria, mientras realizaba su trabajo comunitario en El Poblado que ya lo había iniciado.
También fue profesora por cerca de 10 años en la Escuela Guillermo Echavarría, que ahora pertenece al Inem, y ahí ya era popularmente conocida como “la profe”, como aún la llaman en varias escuelas y espacios.
“Yo estaba feliz en la docencia pero me salí para darle oportunidad a los jóvenes y para dedicarme a mi trabajo comunitario, que es algo que se hace con amor y por lo que uno no gana plata. Cuando uno es educadora y lo lleva en el alma, da cosa pasar por un colegio”, recordó con nostalgia, pero a la vez con firmeza en su liderazgo y orgullo de trabajar por la gente de su barrio.

Entrega con amor
Gabriel Congote, tío de Amparo, fue un conocido líder de El Poblado y su sobrina, con sólo 13 años, ya lo acompañaba a diferentes labores sociales. Hizo parte de la primera Jal y años después, antes de morir le dijo a su querida Amparo: “Ahí le dejo la comunidad, no la vaya a descuidar”, recordándolo como un hombre honesto al que le aprendió el trabajo desinteresado y el amor por los niños.
Así comenzó Amparo Gaviria, nacida y criada en esta comuna, recibiendo el legado de su tío y que ahora es reconocida por el resto de líderes, que la llaman, la consultan y sobre todo, le confían sus angustias y preocupaciones.
A pesar de ser un referente, en varias ocasiones ha pensado en desistir, pero cuando la gente la saluda en la calle y cuando tiene indicios de algún hecho corrupto que atente con los intereses generales, se motiva a continuar su lucha, por un Poblado mejor y por ella misma. “En esta situación difícil la gente necesita creer en alguien, y cuando veo que creen en mí, me gusta, no por ego, sino que me enseña que todos los días tengo que ser más humilde para aprender a bajar la cabeza”, dijo.

La historia continúa
Cuando piensa en hasta dónde quisiera llegar hace una pausa prolongada, y dice que “seguiré trabajando hasta que encuentre alguien apto para continuar con esto. Los que se lanzan para la Jal deben saber que esto es de sacrificio, vocación y sobre todo que deben tener tiempo para asistir a las reuniones”.
Entre sus mayores metas está la segunda etapa de la escuela Santa Catalina de Siena, la biblioteca, y hasta piensa en la posibilidad de lanzarse al Concejo de Medellín ya que es la misma comunidad la que se lo plantea.
“Yo me sueño con que en El Poblado podamos vivir todos en armonía, distinto y que no desplacen a los residentes. Ahora a los Secretarios los tenemos como amigos, vienen a dialogar con la comunidad y eso me impulsa a seguir con mi trabajo”, afirmó la conocida Amparo o “la profe”, quien seguramente jamás se desligará de su función comunitaria, que la siente como nadie y que es el amparo de miles de habitantes de esta comuna.

 
     
   
 
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