Cuando faltan pocos días para que los propietarios de El Poblado empiecen a recibir la notificación de lo que deberán pagar por Valorización, se empiezan de nuevo a oír las voces que desde el principio han tenido algunos reparos frente a esta figura.
Por ejemplo, la Junta de Representantes de Propietarios y Poseedores acaba de emitir un concepto en el que pide al Fonvalmed aplazar la distribución hasta tanto se apruebe el nuevo POT y estén claras las reglas del juego, y se revisen los valores de tierra estipulados por la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín.
Aunque la Junta siempre ha dejado claro que los proyectos viales son necesarios –e incluso insuficientes– y que la Valorización es una herramienta valiosa, se ha opuesto a que dos de las obras se incluyan en los cobros, dada su importancia para la región y no en exclusiva para El Poblado: la ampliación a doble calzada de la Avenida 34 y la prolongación de la loma de Los Balsos.
Ahora, solicita también omitir de los cobros las nuevas obras incluidas dentro del proyecto, con el argumento de que incrementan el monto a distribuir y no han sido consideradas ni aprobadas por la Junta. Son ellas los pasos a desnivel de la Transversal Inferior con las lomas de Los González y Los Parra, y de la carretera El Tesoro con la Vía Linares; y la ampliación de la doble calzada Los Parra entre las avenidas El Poblado y 34.
Pero la Junta también da una razón que hoy esgrimen otras personas ante la inminencia de las facturas: “La capacidad de pago de los habitantes de las áreas afectadas es limitada, a la vez que una gran parte de los ingresos del Municipio de Medellín se generan y se pagan por estas mismas personas”.
En este contexto parecen más absurdas varias situaciones que a menudo denunciamos en Vivir en El Poblado. Una de ellas es el abuso que muchos particulares hacen del espacio público y de las vías que se construyen con miles de millones de pesos que salen del bolsillo de los contribuyentes. No tiene presentación que mientras se cobra Valorización o se destinan impuestos para hacer nuevas vías, empresas privadas de diferente índole se apropien de las que hay, para consolidar sus negocios y para que sus clientes y empleados se estacionen en ellas. Cómo es posible que cuenten con licencias para funcionar si no tienen la infraestructura necesaria para hacerlo, y realicen sus actividades de servicio en plena calle, sin importar los perjuicios que causen.
No se explica, por ejemplo, el que una empresa como Claro tenga un despacho de cuadrillas en la carrera 43 F, en Manila (Edición 588), no dentro del local pues no tiene capacidad, sino afuera. Mientras tanto, los vecinos y los que transitan por la vía tienen que resignarse a este abuso, frente al cual el Municipio parece impotente. Casos similares son muchos.
En contraposición, vale resaltar esfuerzos que hacen compañías como el Laboratorio Clínico Hematológico, en la carrera 43 C, en Patio Bonito. Solucionaron hace rato su grave problema de estacionamiento con la construcción de un parqueadero robotizado que hoy es ejemplo nacional.
Si para construir parqueaderos privados en vías públicas es que se va a cobrar la Valorización, con seguridad más de uno va a poner el grito en el cielo.