Primer Domingo 29 de noviembre
¿Cómo sabemos que se aproxima la Navidad? No lo podemos percibir con los ojos, pues los días y las noches transcurren como siempre y los hombres viven y se ocupan de sus asuntos como de costumbre; no podemos escucharlo con los oídos, pues resuenan los mismos ruidos de siempre, los automóviles que pasan, los aviones que aterrizan, los niños que gritan, y así por el estilo.
Y sin embargo, cuatro semanas antes de Navidad sucede algo muy importante: un gran ángel desciende del cielo para invitar a los habitantes de la Tierra a preparar la Navidad; este ángel va cubierto de una gran capa azul, tejida de silencio y paz. La mayoría de la gente no lo percibe, porque está muy ocupada en otras cosas, pero el ángel canta con voz profunda, y solamente aquellos que tienen el corazón atento pueden escucharlo.
Su canto dice así: “El cielo viene sobre la Tierra, Dios viene a habitar el corazón de los hombres, ¡prestad atención! ¡Abridle la puerta!
Así pues, en tal día como hoy el ángel pasa y habla a todos los hombres, y aquellos que lo escuchan se disponen a preparar la Navidad, cantando algunas canciones y encendiendo velas…
Segundo Domingo 6 de diciembre
En tal día como hoy, un segundo ángel desciende del cielo; va vestido con una gran capa roja y lleva en la mano izquierda una gran cesta, toda de oro. La cesta está vacía y él anhela llenarla para luego llevarla rebosante ante el trono de Dios, pero ¿que ha de poner en ella?
La cesta es muy fina y delicada, pues está hecha de rayos de sol; por lo que no ha de llenarse de cosas duras y pesadas.
El ángel visita toda la Tierra y, muy discretamente, busca en todas las casas. ¿Que busca? Mira en el corazón de todos los hombres para ver si encuentra en su corazón un poco de amor verdaderamente puro. Y ese amor lo guarda bajo su capa y… se lo lleva hacia el cielo. Y allí, los habitantes del cielo, los Ángeles y también los hombres que murieron en la Tierra, toman ese amor y de èl hacen luz para las estrellas…
Tercer Domingo 13 de diciembre
El tercer domingo, un ángel completamente blanco y luminoso desciende hacia la Tierra. Tiene en su mano derecha un rayo del sol que posee un poder maravilloso.
Va hacia todos los humanos en cuyos corazones el ángel rojo ha encontrado amor verdadero y les toca con su rayo de luz. Entonces esta luz penetra en los corazones de esos humanos y los ilumina y calienta desde su interior.
Es como si el mismísimo sol alumbrara a través de sus ojos y descendiera por sus manos, sus pies y todo su cuerpo. Aún los más pobres, los más humildes de entre los hombres, se transforman y comienzan a parecerse a los ángeles, si abrigan un poco de amor en sus corazones.
Pero no todo el mundo ve a este ángel blanco. Sólo lo ven los demás ángeles y aquellos hombres cuyos ojos han sido iluminados por su luz. Esa luz es la que en Navidad también nos permite ver al niño que nace en el pesebre…
Cuarto Domingo 20 de diciembre
El último domingo antes de Navidad, es un gran ángel, con capa de un violeta muy tierno y cálido, el que aparece en el cielo y sobrevuela toda la Tierra, llevando en sus manos una gran lira. Toca con esta lira una música muy dulce y acompaña su canto, que es muy armonioso y claro. Pero para poder escucharlo hay que tener un corazón silencioso y atento.
Su música es el gran canto de la Paz, el canto del Niño Jesús y del Reino de Dios que viene sobre la Tierra. Muchos angelitos le acompañan cantando también y se regocijan en el cielo.
Entonces todas las semillas que duermen en la Tierra se despiertan y la misma Tierra escucha y se estremece: el canto de los ángeles le dice que Dios no la olvida y que algún día ha de ser de nuevo un Paraíso…